Una start-up canadiense planea construir la planta más grande del mundo de captura de dióxido de carbono, pues debería ser capaz de aspirar medio millón de toneladas métricas de este gas de efecto invernadero cada año.
Si el proyecto finalmente se realiza, supondrá un gran paso adelante para la captura directa de aire, una tecnología que cada vez más estudios consideran esencial para prevenir los niveles peligrosos del calentamiento global. Pero el proyecto tiene un truco.
La empresa canadiense, Carbon Engineering, está diseñando las instalaciones en Texas (EE.UU.) junto a una filial del gigante del petróleo y gas Occidental. La petrolera no sólo ha invertido en el proyecto canadiense, sino que además se convertirá en el principal cliente del dióxido de carbono capturado. Su plan consiste en inyectar ese dióxido de carbono bajo tierra para liberar petróleo adicional de los pozos petroleros de la compañía en la Cuenca Pérmica de Texas, en un proceso conocido como recuperación mejorada de petróleo.
Esto plantea una pregunta obvia: ¿producir más combustibles fósiles puede ayudar a combatir el cambio climático? ¿Acaso eso no anula el objetivo de capturar el dióxido de carbono del aire en primer lugar?
“Si la base total de los recursos energéticos se expande y la era de los combustibles fósiles se amplía, obviamente eso no resuelve el problema del cambio climático”.
Para el director del Instituto de Recursos Mundiales en Estados Unidos, Dan Lashof, la estrategia es, al menos, “claramente mejor” que la recuperación mejorada que se practica en la actualidad (que supone extraer aún más dióxido de carbono de los pozos geológicos). Pero más allá de eso, la recuperación mejorada de petróleo con dióxido de carbono capturado “abre un camino para producir combustibles totalmente neutros en carbono o incluso negativos”, afirmó en un comunicado el presidente de la filial, Oxy Low Carbon Ventures, Richard Jackson.
Todo el dióxido de carbono utilizado en la recuperación mejorada de petróleo puede quedar atrapado permanentemente en los poros y los fluidos subterráneos, aunque eso depende de la geología del sitio y si del proceso se lleva a cabo cuidadosamente.
Para que un proyecto se califique como neutro en carbono, Oxy no solo necesitaría enterrar la misma cantidad de CO2 que libera cuando el petróleo extraído, sino una cantidad adicional suficiente para compensar las emisiones de sus operaciones, así como cualquier otra cantidad producida en el proceso de captura directa de aire.
Por su parte, Carbon Engineering espera que la operación de la planta sea neutra en carbono capturando las emisiones del gas natural utilizado para impulsar partes del proceso, afirma el director ejecutivo de Carbon Engineering, Steve Oldham.
¿Por qué una compañía de gas y petróleo como Occidental estaría dispuesta a lidiar con toda esta problemática? La respuesta es bastante sencilla: por dinero. Esta práctica podría ofrecerle ingresos adicionales, además de los beneficios por el combustible que vende, a través de varias regulaciones de políticas públicas, incluido el crédito fiscal “45Q” aprobado el año pasado para enterrar dióxido de carbono o utilizarlo de otras maneras.
Oxy y Carbon Engineering también podrían ganar dinero con el programa estándar de combustible bajo en carbono de California (EE. UU.). El programa está diseñado para reducir la intensidad de carbono del combustible de transporte que se vende en este estado. Y también proporciona créditos por las reducciones de emisiones logradas de una manera que cumple con los estándares de California, incluso si ese proceso ocurre fuera del estado. Actualmente, estos créditos se pueden vender por entre 135 euros y 179 euros la tonelada.
Oxy no ha especificado si pretende utilizar el CO2 capturado de la planta para producir combustibles neutros en carbono en algún momento, la mayor parte del tiempo o todo el tiempo. Es probable que dependa de la geología y la economía de cada sitio. La compañía no respondió a las preguntas sobre este asunto.
Pero capturar carbono del aire para mejorar la recuperación de petróleo sigue planteando algunas preocupaciones reales. Los más críticos creen que esta práctica ayudará a mantener una industria cuyo objetivo principal seguirá siendo extraer combustibles fósiles de la tierra, lo que inevitablemente socavará los objetivos climáticos y ambientales. Además, no está claro si las operaciones de recuperación mejorada de petróleo habilitadas por tales plantas reemplazarían otras operaciones de recuperación menos limpias que habrían ocurrido de todos modos, o ampliarían el alcance total de esos esfuerzos. Si fuera así, algunos temen aumente la oferta y bajen los precios, lo que, hasta cierto, punto podría impulsar la demanda y las emisiones en general.
Lashof sostiene: “Es una fuente de petróleo con menos carbono que la mayoría. Pero si la base total de los recursos energéticos se expande y la era de los combustibles fósiles se amplía, obviamente eso no resuelve el problema del cambio climático”.
Pero la mayor esperanza es que al ofrecer una ruta comercial rentable, la recuperación mejorada del petróleo podría ayudar a escalar la industria de captura de directa del aire, mejorar la tecnología y reducir los costes, explica la directora de energía fósil descarbonizada en Clean Air Task Force, Deepika Nagabhushan. El gran sueño es que, con el tiempo, la técnica se vuelva lo suficientemente barata y que los precios para el carbono sean suficientemente altos, u otras políticas suficientemente estrictas, para que simplemente comience a tener sentido enterrarlo a una escala masiva.
Un análisis realizado por Rhodium Group y publicado a principios de este mes estima que para 2030 EE. UU. deberá tener una capacidad de capturar nueve millones de toneladas de dióxido de carbono anuales para lograr las reducciones necesarias alrededor de mediados del siglo. Para lograrlo, este grupo de investigación recomienda que el Gobierno de EE. UU. invierta varios miles de millones de euros en investigación y desarrollo, promulgue una normativa federal para los combustibles derivados de la captura aérea directa y aumente el crédito fiscal del 45Q para el CO2 para que ascienda de los 45 euros por tonelada hasta los 160 euros, entre otras medidas.
El proyecto de Carbon Engineering se encuentra en la fase de ingeniería y diseño. Si finalmente se aprueba, su construcción costaría varios cientos de millones de euros, lo que requerirá que la compañía obtenga fondos adicionales, según Oldham. En este momento, no se sabe si Oxy aportará capital adicional más allá de su inversión anterior en la empresa. Carbon Engineering espera que la construcción comience en 2021 y tarde alrededor de dos años.
Con el tiempo, la compañía prevé construir instalaciones adicionales en el sitio capaces de capturar un millón de toneladas de dióxido de carbono. Carbon Engineering también está buscando otros modelos de negocios para el gas capturado, incluida la producción de sus propios combustibles sintéticos neutros en carbono, o la captura y almacenamiento permanente de CO2 bajo tierra para las compañías o regiones que buscan formas de compensar sus emisiones.
El acuerdo con Oxy brinda a la compañía el tipo de negocio que necesita para recaudar dinero para construir una planta grande y demostrar que esta tecnología funciona a gran escala, destaca Oldham, y concluye: “Entonces estaremos listos para construir tantas plantas como el mundo quiera”.
Fuente: technologyreview.es