El gran acelarador de partículas del CERN regresa tras años de puesta a punto y provoca colisiones a energías de récord. Los expertos esperan “grandes hallazgos”, mientras se extiende el bulo de que abrirá una “puerta al infierno”
El Gran Colisionador de Hadrones (LHC, por sus siglas en inglés), considerado la mayor máquina jamás construida, ha vuelto a dar importantes noticias en su búsqueda de los componentes esenciales del universo, labor que realiza en un impresionante anillo de 27 kilómetros de diámetro, a 175 metros bajo tierra, en la frontera de Suiza y Francia. Ayer reanudó su actividad, que llevaba parada desde 2019, y batió un nuevo récord de energía, al lograr funcionar a 13,6 teraelectronvoltios (TeV).
Además, según anunció también ayer la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN) -la institución que controla el LHC y en la que participan 23 estados, incluida España-, anteriores experimentos han permitido descubrir tres nuevas partículas exóticas. Un hallazgo que añade más piezas al complicado puzle de los ingredientes fundamentales del cosmos. Precisamente, se acababan de cumplir 10 años del principal descubrimiento hasta la fecha realizado gracias a este acelerador de partículas: el bosón de Higgs, del que se presentaron pruebas de su existencia el 4 de julio de 2012.
Desde que echó a andar, en 2010, el LHC ha descubierto también 66 hadrones, un tipo de partículas subatómicas formadas por los más elementales quarks. De estas nuevas 66 partículas, 59 lo han hecho en el seno del proyecto LHCb. Y tres de ellas se presentaron ayer, el mismo día en que se reanudaba, por todo lo alto, el funcionamiento del colisionador.
“Las tres nuevas partículas exóticas descubiertas por LHCb no son elementales como el bosón de Higgs. Son nuevas combinaciones de quarks nunca vistas antes”, aclara Juan José Saborido Silva, quien, además de participar en el proyecto LHCb, es investigador del Instituto Galego de Física de Altas Enerxías (IGFAE) y director del departamento de Física de Partículas de la Universidad de Santiago de Compostela.
“Existen seis variedades (o sabores) de quarks, con sus correspondientes antiquarks, agrupados en tres familias. Los quarks no existen de modo aislado, se producen en parejas y se asocian en combinaciones de dos, tres, cuatro y hasta cinco quarks. Hasta hace unos años, nunca se habían visto combinaciones de más de dos o tres quarks, aunque su posible existencia estaba prevista en la teoría”, explica este experto.
Lo que acaba de lograrse, por tanto, es identificar a tres de estas nuevas combinaciones. “La materia ordinaria está formada sólo por combinaciones de tres quarks (protones y neutrones). La enorme energía de las colisiones de protones en el acelerador LHC hace que sea posible producir partículas exóticas que consisten en la combinación de cuatro y hasta cinco quarks ligados, denominadas tetraquarks y pentaquarks”, señala Saborido.
El anuncio de las nuevas partículas exóticas coincidió con el primer día de la nueva etapa del LHC, de la que los científicos esperan “descubrimientos muy importantes”. Pasadas las 16.00 horas de la tarde, la máquina arrancó esta tercera fase (Run 3) y logró que colisionaran partículas a energías nunca antes vistas de 13,6 TeV, por encima de los 13 TeV a los que funcionó en su anterior etapa y cerca del máximo teórico de la máquina, que son 14 TeV.
Entre los hallazgos más destacados que podría traer el LHC, Saborido destaca tres: “Es posible que se realicen medidas de tasas de desintegración de partículas que no estén de acuerdo con el denominado modelo estándar. Este modelo ha sido capaz de explicar los resultados de los experimentos realizados durante los últimos 40 años, pero sabemos que es incompleto porque no incorpora gravedad, ni materia oscura ni suficiente asimetría entre materia y antimateria, por ejemplo”, indica.
El experimento LHCb ha realizado medidas en los últimos años que parecen contradecir uno de los principios en los que se basa el modelo estándar, lo que podría dar la clave para superar este paradigma de la física. “Los resultados no son concluyentes todavía, necesitamos acumular más estadística. Si se confirma, se trataría de un descubrimiento de fundamental importancia”, aventura Saborido.
“Otro tipo de posible descubrimiento fundamental sería el de encontrar nuevas partículas fundamentales”, añade. “E, incluso, encontrar partículas que formen parte de la denominada materia oscura, cuya naturaleza desconocemos”, completa.
Teoría de la conspiración
Cuando arrancaron las primeras colisiones del LHC, en 2010, se extendió el bulo de que podían crear por accidente un agujero negro. Doce años después, en plena era de las redes sociales, el disparate se ha magnificado y ha adquirido la forma de una insólita teoría conspiranoica, según la cual se abriría un “agujero al infierno”, cumpiendo así una supuesta profecía.
“No existe peligro alguno. No se van a producir agujeros negros que engullan la Tierra ni nada que pueda ser peligroso. Lo único peligroso para nuestra civilización son las conductas irracionales de algunos seres humanos”, advierte Saborido.
Fuente: elmundo.es