La inquietud intelectual del recientemente desaparecido genio de la Física no conocía límites ni fronteras. Por eso, además de sus valiosas aportaciones cosmológicas, Stephen Hawking se preguntó en numerosas ocasiones por los asuntos más variados, entre ellos la razón por la que nosotros, los humanos, no hemos conseguido aún encontrar otras formas de vida inteligente a nuestro alrededor.
En una de sus muchas conferencias, titulada “La vida en el Universo” y cuyo texto íntegro aparece en su página web, Hawking presentaba la cuestión de esta forma: “Me gustaría especular un poco sobre el desarrollo de la vida en el Universo y, en particular, sobre el desarrollo de la vida inteligente. Incluiré en ella a la raza humana, aunque una buena parte de su comportamiento a lo largo de la Historia ha sido bastante estúpido y no ha ido dirigido a favorecer la supervivencia de la especie”.
El científico arrancaba su razonamiento preguntándose por la probabilidad de que la vida exista en otros lugares del Universo y, de ser así, cómo podría desarrollarse, tanto en el presente como en el futuro.
Si las escalas temporales para la aparición de la vida en la Tierra son correctas, razonaba Hawking, entonces debería de haber “muchas otras estrellas” cuyos planetas sean, o hayan sido, capaces de albergar vida. Algunos de esos sistemas estelares, añadía, podrían haberse formado incluso miles de millones de años antes que la Tierra. “Entonces, por qué la galaxia no bulle con formas de vida, mecánicas o biológicas? ¿Qué probabilidades tenemos de encontrar alguna forma de vida alienígena mientras exploramos la galaxia?”.
¿Por qué no nos han visitado?
Más aún, el físico se preguntaba la razón por la que nuestro planeta no ha sido visitado aún, o incluso colonizado, por alguna civilización alienígena. “Y no tengo en cuenta las sugerencias de que los OVNIS contienen criaturas del espacio exterior. Creo que cualquier visita de extraterrestres sería mucho más obvia, y probablemente también mucho más desagradable”.
Una posibilidad, explica el científico, es que lo que sabemos, o creemos saber, sobre cómo apareció la vida en la Tierra, esté equivocado. Podría ser, en efecto, que la probabilidad de que aparezca vida en un planeta sea tan baja que nuestro mundo constituya una excepción única en toda la galaxia, incluso en todo el Universo observable. Otra posibilidad más “benévola” sería que el origen de la vida no sea algo tan excepcional, y que la auténtica dificultad estribe en el hecho de que esa vida sea capaz de evolucionar desde una simple célula hasta la inteligencia.
“Estamos acostumbrados a pensar en la vida inteligente como una consecuencia inevitable de la evolución – decía Hawking en su conferencia- pero es más probable que la evolución sea un proceso aleatorio, con la inteligencia como solo uno entre una gran cantidad de resultados posibles”. Incluso podría ser que la inteligencia en sí misma “no tuviera ningún valor para la supervivencia a largo plazo”.
Y los microbios sobrevivirán
Un buen ejemplo lo constituye el hecho de que los microorganismos terrestres seguirían vivos incluso si las acciones de los humanos terminan con todas las demás formas de vida del planeta. Para Hawking, de hecho, si seguimos la cronología evolutiva de la vida en la Tierra, la inteligencia era un desarrollo muy poco probable: “Hizo falta mucho tiempo, dos mil quinientos millones de años, pasar de las células individuales a los seres multicelulares, que son un precursor necesario para la inteligencia. Y eso supone una buena fracción del tiempo total disponible, antes de que el Sol explote. Por lo tanto, sería coherente con la hipótesis de que la probabilidad de que la vida desarrolle inteligencia es baja. En este caso, podríamos esperar encontrar muchas otras formas de vida en la galaxia, pero es poco probable que encontremos vida inteligente”.
Pero para Hawking existía otra posibilidad bastante más aterradora: incluso suponiendo que sea relativamente fácil que surja la vida, y que ésta evolucione hasta hacerse inteligente, podría ser que en algún punto de su consiguiente desarrollo tecnológico “el sistema se vuelva inestable, y la vida inteligente se destruya a sí misma. Esta sería una conclusión muy pesimista. Realmente espero que no sea cierta”.
Con todo, el genial físico prefería una tercera posibilidad: que efectivamente haya otras formas de vida inteligente “ahí fuera”, pero que por alguna razón no hayan reparado en nuestra existencia. Por eso, si al final logramos captar señales de alguna civilización alienígena, Hawking advertía: “Deberíamos cuidarnos mucho de responder, por lo menos hasta que hayamos evolucionado un poco más. Conocer a una civilización más avanzada en nuestra etapa actual, podría ser un poco como les sucedió a los habitantes originales de América, cuando se encontraron con Colón. No creo que les haya ido mejor por eso”.
Fuente: abc.es