Los resultados de un estudio publicado en la revista Nature Human Behavior no debería sorprender a aquellos familiarizados con la ciencia: las personas con opiniones más extremas en contra de la ciencia son los que menos saben, pero paradójicamente son los más creen saber.
De acuerdo a la investigación realizada por un grupo de universidades en Estados Unidos, Canadá y el Reino Unido, las personas a menudo sufren de algo llamado la “ilusión de conocimiento”. El ejemplo más claro se puede observar en la opinión que ciertas personas tienen sobre los alimentos modificados genéticamente (GMO). Mientras más se oponen, menos conocen.
No saben que no saben
El estudio analizó las respuestas de más de 2,000 adultos estadounidenses y europeos qué opinaban sobre los alimentos trasngénicos. También les preguntaron cuánto creían entender sobre los alimentos transgénicos, y una serie de 15 preguntas verdaderas y falsas para evaluar cuánto realmente sabían acerca de la genética y la ciencia en general.
Los investigadores descubrieron que los oponentes extremos de los alimentos GMO son los que menos saben sobre el tema, pero creen que son los que más saben. “Cuanto menos saben las personas, más se oponen al consenso científico”, dijeron los autores en el estudio. “Los comunicadores de la ciencia han hecho esfuerzos concertados para educar al público con miras a alinear sus actitudes con los expertos”.
Sin embargo, las personas con un sentido exagerado de lo que realmente saben, y la mayoría de quienes necesitan educación, también son las que tienen menos probabilidades de estar abiertas a la nueva información. Lamentablemente.
Las opiniones extremas a menudo vienen acompañadas de no apreciar la complejidad del tema: “no saber cuánto hay que saber”, dice Philip Fernbach, autor principal del estudio y profesor de Marketing en la Universidad de Colorado Boulder. “Las personas que no saben mucho piensan que saben mucho, y esa es la base de sus opiniones extremas”, añade.
Un patrón que se repite
Los hallazgos se mantuvieron en todos los niveles educativos y para personas de los dos espectros políticos. Los transgénicos no son un problema partidista, dijo Fernbach. “Las personas de derecha e izquierda odian los GMO”, aunque la mayoría de los científicos consideran que estos alimentos son tan seguros para el consumo humano, como los que se cultivan convencionalmente
“La ingeniería genética es una de las tecnologías más importantes que realmente está cambiando el mundo de una manera dramática y tiene el potencial de tener enormes beneficios para los seres humanos”, dijo Fernbach. “Y sin embargo hay una oposición muy fuerte”, se lamentó.
Los autores también exploraron otros temas como la terapia génica para corregir trastornos genéticos y la negación del cambio climático causada por el hombre. Encontraron los mismos efectos para la terapia génica, pero no para la negación del cambio climático.
Fernbach plantea la hipótesis de que el cambio climático se ha polarizado tanto políticamente que las personas se suscriben a lo que diga su grupo ideológico, independientemente de cuánto creen que saben. Sería interesante estudiar esa relación con otros campos de las ciencias y las pseudociencias.
Fuente: nmas1.org