Aunque indicios recientes sugerían lo contrario, la bajísima concentración de este compuesto imprescindible impediría cualquier tipo de ciclo biológico como los que conocemos en la Tierra. Sin embargo, el mismo estudio revela que Júpiter podría ser más habitable de lo que pensamos
Durante mucho tiempo se pensaba que las intensas presiones y altas temperaturas de Venus hacían que la vida en su superficie fuera prácticamente imposible. Pero en septiembre del año pasado, cuando los científicos anunciaron el posible descubrimiento de gas fosfano en su atmósfera (una posible firma biológica de la vida) algunos se preguntaron si la vida microbiana podría existir en las nubes del planeta.
Lamentablemente, toca suavizar esas expectativas. Un nuevo estudio publicado en Nature Astronomy sugiere que simplemente no hay suficiente agua en Venus para sustentar la vida (tal y como la conocemos) en las nubes.
“Es bien sabido, por supuesto, que la vida necesita agua”, afirma el microbiólogo de la Queen’s University en Belfast (Irlanda) y autor principal del nuevo estudio, John Hallsworth. Sus nuevos hallazgos muestran que las concentraciones de agua en las nubes de Venus son “más de 100 veces demasiado bajas” de lo que necesitan incluso los microorganismos más resistentes de la Tierra para mantenerse vivos. “Está casi en la parte inferior de la escala, a una distancia infranqueable de lo que requiere la vida para estar activa”, añade el investigador.
En 1978, la NASA lanzó la misión Pioneer Venus, que constaba de un orbitador y un grupo de cuatro pequeñas sondas que fueron arrojadas a la atmósfera de nuestro vecino espacial. Dentro de la atmósfera había signos de deuterio, un isótopo pesado de hidrógeno que puede ser resultado de la descomposición del agua. Los científicos se preguntaban si Venus podía haber albergado antes mayores cantidades de agua, y si algunas habían permanecido en grandes cantidades en la atmósfera.
En 2020, cuando ocurrió la posible detección de los rastros de fosfano en la atmósfera de Venus, esos científicos contemplaron el escenario de que un potencial ciclo del agua en las nubes cargadas de ácido sulfúrico de Venus podría permitir que Venus existan microbios en las gotitas a gran altura y produzcan esporas que podrían hidratarse y mantener activo su ciclo de vida reproductivo. Aunque la superficie del planeta es un infierno, sus nubes son estables y con temperaturas más moderadas.
Pero, el nuevo artículo muestra que eso es bastante improbable. El estudio se centra en la “actividad del agua”, o la cantidad del agua disponible para que la utilicen los microorganismos, medida en una escala de 0 a 1. Para este estudio, el equipo de investigación trató de medir la actividad del agua en las nubes calculando la humedad relativa de la atmósfera (la cantidad de agua que ha saturado el aire a una temperatura determinada).
Los científicos han usado como base el hongo Aspergillus penicillioides, capaz de vivir en algunas de las condiciones más secas imaginables, para comprender cuánta sequía puede soportar un organismo sin dejar de realizar funciones metabólicas y reproducirse. La respuesta es una puntuación de la actividad del agua de 0,585, que sería en efecto el “límite de la vida” de la actividad biológica tal y como la conocemos.
Utilizando los datos atmosféricos recopilados de las misiones pasadas a Venus y mediante modelos más nuevos sobre cómo evaluar la actividad del agua, Hallsworth y su equipo calcularon la actividad del agua en las nubes de Venus a entre 68 y 42 kilómetros de altitud, donde las temperaturas tolerables para la vida oscilan entre -40 °C y 130 °C. Descubrieron que la actividad del agua era, en el mejor de los casos, 0,004. “El microorganismo que más sequedad tolera en la Tierra no tendría ninguna posibilidad de sobrevivir en Venus”, asegura Hallsworth.
Los investigadores también señalan que, aunque la actividad del agua fuera mayor, la atmósfera de Venus está tan saturada de elementos hostiles que probablemente impedirían que los sistemas celulares funcionaran correctamente (por ejemplo, el ácido sulfúrico deshidrata las células).
Para otros planetas el cálculo resulta mejor. El equipo también estimó que la actividad del agua en las nubes marcianas es 0,537 (comparable a la estratosfera de la Tierra, y solo un poco por debajo del “límite de la vida” para la vida en la Tierra), y en las nubes de Júpiter es de al menos 0,585 en los lugares donde la temperatura está entre 10 °C y -40 °C. El científico de la NASA y coautor del estudio Christopher McKay señala: “No podemos afirmar que las nubes de Júpiter sean habitables. Pero sí que podemos decir que no están limitadas por la actividad del agua”.
Los hallazgos deberán confirmarse con más estudios, pero los autores confían bastante en que no cambiarán, ni siquiera con las dos nuevas misiones de la NASA y una nueva misión de la ESA que se dirigirán a Venus cerca del final de esta década.
Por supuesto, hay algunas salvedades. McKay matiza: “Tenemos que basar nuestras ideas sobre la vida en otros mundos en lo que sabemos sobre la vida en la Tierra, porque tenemos una base para eso. Pero una parte de mí espera que cuando encontremos vida en otro lugar, sea realmente muy, muy diferente”, con una bioquímica que funcione más allá de los límites de lo que hemos visto aquí en la Tierra.
Y aunque con estos nuevos hallazgos la existencia de vida actualmente en Venus puede parecer improbable, no significa que Venus siempre haya sido estéril. Hay toda una historia oculta de este planeta que los científicos quieren investigar.
Fuente: technologyreview.es