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La astrónoma Emma Sanders se presentó en El Aleph: Festival de Arte y Ciencia, de la UNAM

A partir de la premisa de que el arte y la ciencia son ventanas para asomarse a los misterios del universo, la astrónoma británica Emma Sanders encabezó ayer un recorrido por la historia cósmica de la humanidad.

Considerada rockstar de la divulgación científica, la también coordinadora de exposiciones para el Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN, por sus siglas en francés), fue la responsable de inaugurar con una conferencia magistral El Aleph: Festival de Arte y Ciencia 2025, organizado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), cuyas actividades se extenderán hasta el 18 de mayo..

La especialista guio al público del auditorio del Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC), y a quienes siguieron la transmisión en vivo por redes sociales y Tv UNAM, por un viaje en el tiempo que comenzó fracciones de segundo después del Big Bang y culminó con la conciencia de que cada partícula de nuestro cuerpo guarda la memoria de las estrellas.

Todo el universo tan vasto, las galaxias de nuestro alrededor, todo está hecho de energía que una vez estuvo concentrada en un espacio más pequeño que un simple átomo. Y ésta es nuestra historia, explicó.

En su ponencia Cómo tus partículas llegaron a ser tú, desentrañó cómo los átomos que nos componen se forjaron en el corazón de las supernovas y viajaron miles de millones de años hasta conformar la vida en la Tierra y el resto del cosmos.

La mayoría de los átomos en nuestro cuerpo se cocinaron en una estrella y luego explotaron y fueron expulsados hacia el espacio en la explosión de una supernova. Literalmente, somos polvo de estrellas, sostuvo Sanders, quien aclaró que toda la materia, incluidos los seres humanos, está conformada de tres partículas fundamentales: quarks arriba, quarks abajo y electrones.

Estas partículas de materia se mantienen por partículas de fuerza; para mí esto es una de las cosas más extraordinarias de toda esta historia que le estoy contando, agregó.

Piénsenlo: toda la diversidad que hay en esta habitación, olvídense del resto del universo, en una escala diminuta, todo está hecho por tres cosas que tienen más de 380 millones de billones de años.

El autor y divulgador científico José Gordon, conductor del acto, destacó la urgencia de tender puentes entre disciplinas y sociedades. Al recordar al escritor Carlos Monsiváis (1938-2010), sostuvo que las redes, aunque están más presentes que nunca, no garantizan comunicación verdadera.

Monsiváis lo planteaba así: o ya no entiendo lo que está pasando, o ya no pasa lo que estaba yo entendiendo, y luego recalcó que el arte y la ciencia buscan visibilizar conexiones íntimas con el universo.

Citó al biólogo George Wald (1906-1997, ganador del Nobel de Fisiología y Medicina en 1967, para subrayar que los científicos son instrumentos de los átomos para conocerse a sí mismos, metáfora que resonó en el auditorio al evocar la interdependencia cósmica.

El comunicador comparó al Gran Colisionador de Hadrones (LHC) del CERN −anillo de 27 kilómetros ubicado 100 metros bajo Ginebra, Suiza− con un “teatro del Big Bang”, donde protones chocan a velocidades cercanas a la luz para recrear los instantes iniciales del universo. “Es como observar ‘briznas de luz entre la noche cósmica’, como escribió José Emilio Pacheco”, apuntó.

Materia oscura

A la manera de cuentacuentos, como se autodefinió, Emma Sanders condujo a la audiencia por un viaje con destino a una millonésima de segundo después del Big Bang; es decir, cuando acababa de nacer el universo, a miles de millones de grados centígrados.

En ese momento empiezan las partículas que no tienen masa a interactuar con un campo invisible de energía que se conoce como campo de Higgs, que llena el universo entero. Sin este paso crucial, tus partículas nunca hubieran podido unirse para convertirse en ti, explicó.

Este punto de nuestra historia se corresponde con la energía que podemos alcanzar con los colisionadores de partículas, y que se probó en 2012: que el campo de Higgs realmente existía. Antes de interactuar con ese campo, todas las partículas están moviéndose casi a la velocidad de la luz, y una fracción diminuta de segundo después empiezan a partir energías. Aquí comienza nuestra historia, la historia de cada uno de ustedes.

Según la investigadora, a la fecha se desconocen las especificidades de lo que ocurrió en el Big Bang: Quizá todo empezó con una pequeña, diminuta fluctuación cuántica, o quizá no hubo ningún principio.

A su decir, es extraordinario lo que sabemos de nuestro universo, tanto como lo que no conocemos de él. Para dar una idea de esto, compartió algunos de esos grandes misterios. Hay muchísimos más, pero éste es uno. Las partículas que mencioné hasta ahora son sólo una parte de la historia: 85 por ciento de la materia del universo está en una forma que no tenemos idea de lo que sea, indicó.

Y los científicos saben que existe, la hemos observado que está ahí, porque vemos cómo desvía la materia del tiempo espacio y dobla la luz que viene de galaxias lejanas. A esta materia los científicos la han llamado materia oscura.

Durante su exposición, Sanders habló del Gran Colisionador de Hadrones, de su funcionamiento y su empleo en otros campos del saber humano, específicamente en la medicina, en tratamientos contra el cáncer, por ejemplo.

Afirmó, también, que estudiar hoy el bosón de Higgs es abrir una ventana que nos permite ver el universo instantes después del Big Bang y su evolución. Asimismo, destacó la manera en que la astronomía y la física de partículas trabajan en conjunto para combinar formas de observación a fin de mejorar nuestra comprensión del universo.

Para cerrar la plática, Sanders mostró un par de imágenes con vistas de la Tierra desde la Luna y Marte con el fin de recalcar lo pequeño que es nuestro planeta entre la vastedad del universo y dimensionar los alcances del conocimiento científico.

Una de las cosas más extraordinarias de la exploración del universo por el ser humano es lo mucho que hemos descubierto desde el punto de vista de nuestro planeta. Sabemos una cantidad increíble de cosas: desde la escala más pequeña de las partículas, los átomos que conforman nuestro cuerpo, hasta del universo y los lugares más lejanos del espacio. Y podemos describir lo que está sucediendo, volver al pasado hasta miles y miles de millones de años atrás cuando comenzó esta gran historia.

Fuente: jornada.com.mx

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