Los árboles más antiguos del planeta tenían una morfología más compleja que los existentes en la actualidad, según revela un estudio elaborado por investigadores de la Universidad de Cardiff, que fue divulgado esta semana por la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).
La investigación se basa en los descubrimientos llevados a cabo en restos fosilizados de árboles de la familia Cladoxylopsida, de hace 374 millones de años, en los que se puede apreciar un intrincado sistema de filamentos leñosos.
Los científicos observaron en un grupo de troncos petrificados que estos filamentos, que reciben el nombre de xilema y cuya función es la conducción de líquidos en las plantas vasculares, conformaban toda una red interconectada que se propagaba por la parte exterior de la planta.
En las familias arbóreas existentes en la actualidad, el xilema forma un único cilindro cuyo crecimiento, año a año, se produce en forma de anillo justo bajo la corteza.
En el caso de los fósiles, sin embargo, este desarrollo era muy diferente, puesto que cada planta tenía diferentes filamentos que, a su vez, desarrollaron sus propios anillos.
De esta forma, al crecer los distintos filamentos se desarrollaba también la planta, expandiendo así el volumen de su tronco.
Además, según concluye el estudio, las distintas interconexiones entre los xilemas tenían la capacidad de reubicarse con el fin de adaptarse al crecimiento del árbol.
“No ha existido, que yo sepa, ningún otro árbol que haya hecho algo tan complejo como esto”, afirma el investigador de la Universidad de Cardiff, Chris Berry, uno de los coautores del estudio.
“El árbol era capaz de arrancarse el esqueleto y colapsarse bajo su peso, mientras permanecía vivo y crecía en todas direcciones para convertirse en la planta más dominante de su tiempo”.
Fuente: EFE