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Investigadores españoles crean un test cutáneo rápido que indica si es necesario o no un refuerzo de la vacuna

Investigadores españoles crean un test cutáneo rápido que indica si es necesario o no un refuerzo de la vacuna

Hay varias farmacéuticas que ya desarrollan este test, “muy interesante” en pacientes con enfermedades inmunológicas o en pacientes oncológicos

Dos investigadores españoles, una inmunóloga y un alergólogo del Hospital Universitario de Canarias, han creado un test capaz de adivinar el estado de la inmunidad celular y, por tanto, de un modo rápido desvela si realmente se necesita o no una dosis de refuerzo nueva de la vacuna frente a la COVID-19.

El test se puede hacer en el momento y podría ayudar a abaratar costes al Sistema Nacional de Salud (SNS). Se trata de ‘CoviDCELL’, un test que han reformulado la especialista en Inmunología Yvelise Barrios, junto con el experto en Alergología Víctor Matheu, y que supone una primicia a nivel mundial en este campo. A día de hoy no han logrado, pese a los intentos, el comercializarlo, si bien sus resultados sí han visto la luz en varias publicaciones científicas.

“Es un test muy interesante para hacer en nuestra población, en pacientes con enfermedades inmunológicas, o en pacientes oncológicos, por ejemplo. Y ahora sabemos que hay varias farmacéuticas que lo están desarrollando y suponemos que llegarán de manera más amplia a finales de este año o a principios del año que viene”, revela esta doctora en una entrevista con Infosalus.

Indica que ‘CoviDCELL’ es una adaptación de un test clásico de la Inmunología (la reacción de hipersensibilidad retardada), una prueba cutánea que se realiza desde hace años en enfermedades como la tuberculosis, o en los 90 se empleó muchísimo con los pacientes con VIH, a quienes el virus ataca a las células T con el paso del tiempo.

En este caso consiste en inyectar en la piel del antebrazo del paciente una solución con un trocito de la famosa proteína spike del SARS-CoV-2, una de las proteínas principales del virus, para estudiar la reacción cutánea que se produce en el paciente, y que será la que revele si tenemos o no inmunidad celular frente a este patógeno; es decir, que si en última instancia tenemos o no que vacunarnos.

En concreto, nuestro sistema inmunitario tiene dos tipos de respuesta: la humoral, aquella que fabrica los anticuerpos específicos para cada patógeno, y que puede medirse sencillamente con un test serológico; y por otro lado, la inmunidad celular, más duradera, y conformada por los famosos linfocitos T capaces de recordar si se han enfrentado o no a un patógeno previamente, y que hasta ahora solo podían medirse en laboratorio, en procesos más complejos.

“Si nuestro organismo previamente se ha infectado por el virus, o hemos pasado la infección, o nos hemos vacunado tendremos células T especificas que lo reconocerán e irán a la zona donde hemos inyectado esta proteína sintética debajo de la piel. En caso afirmativo se producirá una reacción roja que nos dirá que nuestro organismo tiene esas células T, que recuerdan haberse enfrentado al virus, y por tanto seguimos estando protegidos frente a esta enfermedad”, explica la inmunóloga.

A su juicio son muy interesantes las aplicaciones que ofrece ‘CoviDCELL’ porque, aunque solo aporta una respuesta afirmativa o negativa, permite de forma fácil, sin necesidad de extracciones de sangre, ni de laboratorios sofisticados, saber e interpretar en muchas personas si tenemos esta respuesta inmune celular.

“Los anticuerpos, la otra rama de la respuesta inmune específica que también podemos medir, van decayendo a lo largo del tiempo, al cabo de varios meses disminuyen, y este test en nuestras manos parece más estable. Es ‘in vivo’, se mide el linfocito T en nuestro propio organismo”, explica.

En este caso, para medir la respuesta celular, según prosigue Barrios, se necesita esperar entre 12 y 48 horas tras la inyección cutánea en la persona. “A los pacientes que se han hecho este test no se les hace volver al laboratorio si no que a través del móvil nos mandan una foto de la reacción que se ha creado, y se puede ver si el paciente tiene inmunidad celular o no”, incide la inmunóloga.

Abarataría costes al SNS

Es más, destaca que a estas alturas de la pandemia puede ser útil para responder a un montón de cuestiones sobre la inmunogenicidad de vacunas, porque los otros test que se hacen in vitro y que necesitan una extracción de sangre sí son más caros, necesitan material muy especializado, así como personal, y laboratorios.

“Este test es más fácil y sencillo y permite demostrar si necesitas estas dosis extras o no con el paso del tiempo, al tiempo que podemos responder a cuestiones sobre el tiempo que nos dura la inmunogenicidad de las vacunas, o cuántas dosis vamos a necesitar”, aclara.

Es más, esta especialista en Inmunología del Hospital Universitario de Canarias, sostiene que es especialmente interesante en pacientes trasplantados, y de hecho menciona que la tercera publicación que han hecho sobre el tema se ha centrado en el empleo de este test con este colectivo: “Se ve claramente que si solo tenemos en cuenta la inmunidad medida por anticuerpos se está infraestimando a estos pacientes, porque pueden tener una inmunidad robusta que puede verse con este test”.

“Solo ver una parte de inmunidad, que son los anticuerpos, nos deja con incertidumbres que realmente no podemos rellenar en muchas ocasiones porque no hay test barato y fáciles de hacer, y nosotros proponemos este como método inicial, que no significa que no se puedan hacer los otros, que dan información más profunda. Son cosas complementarias y la utilidad de ‘CoviDCELL’ es la gran población a la que podemos llegar”, agrega.

Aunque su aplicación debería realizarse con personal enfermero, al ser una administración intradérmica, la doctora cree que seguramente con el paso del tiempo se evolucionará en el uso de estos dispositivos de forma más automática. “Está claro que nosotros personalmente creemos que la estrategia debe ir a individualizar la administración de las vacunas de la COVID-19. (*) En población general optimizaría los recursos porque vacunar masivamente a todo el mundo conlleva un compromiso presupuestario que puede destinarse a otros ámbitos, y al principio de la pandemia sí tenía sentido vacunar masivamente, y ahora ya no”, sentencia esta experta.

Fuente: elmundo.es

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