Investigadores de la Universidad Estatal de Carolina del Norte (NC State) han desarrollado un método que utiliza aceite de semillas de algodón como alternativa más ecológica y segura a productos químicos tradicionales utilizados en el acabado de tejidos de algodón, como el formaldehído y los compuestos perfluorados (PFAS), conocidos como «químicos eternos». Este avance representa un paso significativo hacia la sostenibilidad en la industria textil, que se enfrenta a crecientes críticas por su impacto ambiental.
En Estados Unidos, más de la mitad de los 7,5 millones de pacas de algodón producidas anualmente se destinan a la fabricación de prendas de vestir. Sin embargo, los procesos de acabado que se utilizan para hacer que el tejido de algodón sea suave, repelente al agua y resistente a las arrugas suelen ser perjudiciales tanto para el medio ambiente como para la salud del consumidor.
Una alternativa más segura
La estudiante de posgrado Taylor Kanipe presentó sus hallazgos en la reunión de otoño de la Sociedad Química Americana, celebrada del 17 al 21 de agosto. Históricamente, se han utilizado resinas a base de formaldehído como agentes de acabado para tejidos, debido a su bajo costo y facilidad de uso. Sin embargo, a concentraciones elevadas, el formaldehído es considerado un carcinógeno de Clase 1 y puede causar irritaciones en la piel y problemas respiratorios.
Por otro lado, los recubrimientos repelentes al agua que contienen flúor crean superficies hidrofóbicas en los tejidos, pero también contienen PFAS, que están siendo eliminados debido a su persistencia en el medio ambiente y su posible relación con diversas condiciones de salud. Ante esta situación, el equipo de investigación liderado por el profesor Richard Venditti se propuso desarrollar una alternativa ecológica mediante la modificación química del aceite de semilla de algodón.
El proceso consiste en insertar grupos epóxidos a lo largo de las largas cadenas de carbono del aceite de semillas de algodón, lo que permite que las moléculas de aceite epoxidado (ECSO) formen enlaces químicos fuertes con las fibras de celulosa del tejido. Esto no solo hace que el tejido sea repelente al agua, sino que también aumenta su resistencia a las arrugas.
Los investigadores realizaron un análisis químico del tejido tratado con ECSO utilizando espectroscopía infrarroja, comprobando que las moléculas de ECSO se habían unido con éxito a la superficie del tejido. Para evaluar las cualidades repelentes al agua del tejido, se utilizó una cámara de alta velocidad para medir el ángulo de contacto en el que las gotas de agua interactúan con la superficie del algodón. Los resultados mostraron que el tejido tratado con ECSO presentó un ángulo de contacto de 125 grados, lo que indica una notable mejoría en su capacidad para repeler agua.
Los estudios futuros se centrarán en medir otros factores de rendimiento del tejido de algodón tratado con ECSO, como la resistencia a desgarros, la durabilidad y la resistencia a las arrugas. El objetivo final es crear un proceso de tratamiento que utilice una emulsión de agua de ECSO, eliminando así la necesidad de sustancias químicas peligrosas en el acabado textil.
El desarrollo de esta alternativa no solo busca mejorar la sostenibilidad en la industria textil, sino también ofrecer un uso más eficiente del aceite de semilla de algodón, un subproducto de la cosecha que a menudo se desperdicia. Kanipe explica que, aunque el aceite de semilla de algodón nativo carece de la reactividad de las resinas a base de formaldehído, este simple proceso de epoxidación produce una alternativa más segura y amigable para aplicaciones como acabados resistentes a arrugas.
Fuente: larepublica.es