Los científicos trabajan para proteger nuestra salud. En Australia han descubierto un tratamiento para el aluminio que mata los virus y las bacterias. Se podrá usar en hospitales, puertas, ascensores, y otros lugares de tránsito.
La pandemia ha conseguido que la ciencia vuelva los ojos hacia aspectos que quizá tenía un poco olvidados, como la higiene y la salud en los espacios públicos. Hay que evitar los contagios a toda costa, y la mascarilla no es suficiente porque constantemente estamos tocando cosas en el trabajo, el supermercado, los espacios públicos… ¿Y si pudiéramos conseguir que los metales más usados matasen los virus? Científicos australianos han inventado un tratamiento que convierte el aluminio en antiviral y antibacteriano. Un aluminio que mata los virus y las bacterias.
El aluminio es uno de los metales más usados en los hospitales, por ejemplo, y también se emplea mucho para hacer teclados, pomos de puertas y ventanas, y otros objetos que tocamos constantemente.
El Instituto de Tecnología de Queensland, en Australia, ha estado haciendo pruebas con la aleación de aluminio 663. Tras aplicar un tratamiento con hidróxido de sodio durante tres horas, ha observado cambios muy interesantes en el aluminio. El hidróxido de sodio es lo que conocemos popularmente con el nombre de sosa cáustica, o lejía.
Según explican en New Atlas, el tratamiento alteró la superficie lisa del aluminio, provocando pequeñas grietas microscópicas y convirtiéndolo en hidrófilo, es decir, atrae el agua.
Cuando los virus y las bacterias se posan en este aluminio son atraídos hacia estas grietas, consiguiendo que las membranas exteriores de estos organismos se desgarren, provocando su muerte. Al parecer es una técnica que también emplean algunos insectos en sus alas.
En las pruebas realizadas todas las bacterias que entraron en contacto con este aluminio murieron en tres horas, y los virus respiratorios, en dos horas. Un plazo mucho más corto que el plástico o el aluminio sin tratar. Incluso después de numerosos lavados, el aluminio seguía manteniendo su poder antiviral.
Puesto que el hidróxido de sodio es muy barato y fácil de conseguir, y el tratamiento es tan simple como sumergir tres horas el aluminio, piensan ofrecer su método a los fabricantes para que lo usen en hospitales, aeropuertos, servicios públicos y otros lugares.
Fuente: computerhoy.com