Un grupo de psicólogos británicos y australianos descubrió que el enjuiciamiento de las víctimas de acoso sexual (victimización) depende significativamente de la actitud de los extraños hacia el delincuente. Según un artículo publicado en Psychology of Women Quarterly, si las personas evalúan la situación de acoso desde el punto de vista del agresor, no de la víctima, sentirán más empatía por él.
A pesar de que la culpa de una violación siempre es del violador, a menudo se acusa a las víctimas (un proceso llamado victimización) de, por ejemplo, negligencia o tener una vestimenta «inapropiada». Tal suposición a menudo conduce a que la opinión pública interfiera con el asunto, afectando la resolución de la situación, tanto legal como emocionalmente.
Al mismo tiempo, no está completamente claro qué papel juega la actitud de los fiscales hacia la víctima y el delincuente: de hecho, la empatía puede explicar la adopción de uno u otro lado en una situación de conflicto.
Más empatía por el hombre
Ahora, los investigadores dirigidos por Renata Bongiorno de la Universidad de Exeter, decidieron probar cómo se relaciona el público con los infractores y las víctimas en tales situaciones. A pesar de que tanto la víctima como aquellos de quienes emana el acoso pueden ser personas de cualquier género, los científicos se centraron en situaciones en las que la víctima es una mujer y el agresor es un hombre, ya que esta es la distribución más común.
Al primer estudio asistieron 97 participantes quienes debían evaluar una situación en la que un estudiante acosaba a otra utilizando comentarios ambiguos y acciones físicas. Después de eso, se les pidió a los participantes que evaluaran su propio estado emocional en relación con lo descrito, y también que evaluaran cómo se relacionaban con ambos participantes en el incidente. Para esto tenían que usaron una escala del 1 al 7 si sentían, por ejemplo, compasión, asco o preocupación.
Un análisis de los datos mostró que los hombres muestran más atención al delincuente masculino que las mujeres (p = 0.014), pero no menos empatía por la víctima femenina (p= 0.09). En otras palabras, a pesar de que los hombres experimentan más empatía por un hombre en una situación de acoso, no experimentan menos empatía por una mujer.
Además, el hecho de que los hombres culpen más a la víctima se explicaba en realidad por su mayor empatía por los hombres en esta situación, pero no dependía de la empatía que mostraban a las mujeres. Por lo tanto, los participantes hombres del estudio tenían más probabilidades de culpar a la víctima, pero esto se explicaba por una gran empatía por el hombre.
Sin distinción de género
En el segundo estudio, los científicos decidieron centrarse en cómo cambiaba el nivel de empatía de los observadores y la victimización en una situación en la que los participantes considerarán el punto de vista de la víctima y el delincuente.
Para hacer esto, pidieron a otros 122 estudiantes que evaluaran la misma situación que se usó en el primer estudio, pero esta vez los participantes tuvieron que escribir un breve ensayo sobre cómo, en su opinión, ambos participantes se sentían en una situación dada. Después de eso, los participantes completaron los mismos cuestionarios que se utilizaron en el primer estudio.
Los científicos descubrieron que cuando los participantes observaban la situación desde el punto de vista del delincuente masculino, mostraban más empatía por él (p <0.001), y el efecto no se explicaba por el género del participante. Además, la manifestación de empatía por la víctima femenina no dependía de quién mirara la situación, ni de su género.
En general, independientemente del género del participante, una mayor victimización al observar la situación por parte del infractor dependía, por un lado, de más empatía por el hombre y, por otro, de menos empatía por la mujer. Tal conexión, es necesario aclarar, no dependía del género del participante.
Victimización
Los autores del trabajo mostraron que la victimización a menudo se explica por una mayor empatía por el delincuente, que es más característica de los hombres, no de las mujeres. Al mismo tiempo, se puede observar el mismo efecto entre las mujeres, en el caso de que evalúen la situación desde el punto de vista del delincuente, en vez de la víctima.
Aparentemente, en la situación descrita, evaluar los eventos desde el punto de vista del infractor ayudó a los participantes del estudio a sentir compasión por él. Vale la pena aclarar que el trabajo no indica cómo reducir los cargos de las víctimas de acoso, sino que explica por qué puede ocurrir la victimización.
El prejuicio contra las víctimas de acoso y violencia ciertamente depende de su apariencia. Hace unos meses, los científicos descubrieron que las palabras de las mujeres demandantes en un caso de violencia sexual se creen más si están vestidas con ropas musulmanas tradicionales.
Fuene: nmas1.org