“Pasé tres años intentando refutarlo, y no lo logré”
En 2020 un grupo de científicos presentó una teoría explicando las extrañas inconsistencias de la atmósfera superior de Júpiter. Sugerían que durante las intensas tormentas que caen sobre el gigante gaseoso, llueven bolas blandas y heladas. En ese momento la idea de granizo de amoníaco sonaba demasiado extraña como para ser verdad, por lo que pasaron los últimos años intentando refutarla.
No lo lograron. Sus investigaciones confirmaron que el bizarro fenómeno existe y que podría ocurrir en todos los planetas gaseosos del sistema solar.
En un hallazgo reciente informado en Science Advances, los científicos planetarios de la Universidad de California, Berkeley (UC Berkeley) confirmaron que sobre Júpiter cae granizo blando acompañado de feroces relámpagos. Esas bolas blandas de amoníaco y agua dentro de una dura coraza de hielo de agua, envían amoníaco a las capas más profundas de Júpiter, y causan una ruptura de la mezcla que tiene su atmósfera.
Chris Moeckel, estudiante de postgrado de la UC Berkeley, y el profesor de astronomía Imke de Pater, son los que llevaron a cabo el estudio que ahora está siendo revisado por expertos. Admitieron que al principio pensaron que la teoría era demasiado compleja para ser verdad. “Tanto Imke como yo pensamos que no podía ser posible”, declaró Moeckel. “Tienen que combinarse muchas cosas para que sea esa la explicación, y hasta parece exótico. Pasé tres años intentando refutar la idea. Y no lo logré”.
Tormentas y ciclones
Se sabe que el clima de Júpiter es tormentoso, con ciclones, anticiclones, grandes tormentas y vapores ricos en amoníaco que envuelven al planeta. La atmósfera consiste principalmente de hidrógeno y gas helio, con rastros de amoníaco y agua.
Las violentas tormentas que se dan en la tumultuosa atmósfera de Júpiter generan las bolas blandas de granizo y los relámpagos poco profundos, según el nuevo estudio. Las bolas se crean en las nubes de tormenta que están a unos 64 km por debajo de la parte superior de las nubes de Júpiter. Esas nubes llevan el hielo de agua a altitudes extremas que a veces superan a la capa visible de nubes. Al llegar tan alto el amoníaco actúa como anticongelante, y derrite el hielo con el que se combina, formando luego un líquido espeso de amoníaco y agua recubierto con hielo de agua, y así se forman las bolas blandas.
La idea del granizo blando se presentó como explicación en su momento como respuesta propuesta a un misterio joviano de larga data: ¿por qué no hay amoníaco en partes de la atmósfera de Júpiter? Según este trabajo, las bolas blandas de granizo suben por la atmósfera hasta que pesan demasiado y caen, hasta que se evaporan. Al hacerlo, redistribuyen el amoníaco y el agua de la atmósfera superior en las capas que están debajo de las nubes, creando así áreas sin amoníaco que se pueden ver en las radio-observaciones.
“Esencialmente tienes un sistema extraño que se dispara desde muy por debajo de la plataforma de nubes, que sube hasta lo más alto de la atmósfera, y luego se hunde en lo profundo del planeta”, dijo Moeckel. Eso da como resultado que la composición química de las nubes de arriba no refleja necesariamente la composición de lo profundo de la atmósfera de Júpiter.
Los investigadores crearon la primera visualización en 3D de la atmósfera superior de Júpiter, que confirma que las bolas blandas de granizo existen. De hecho, esas tormentas de granizo también podrían darse en otros planetas gigantes como Saturno, Urano y Neptuno.
Usando las observaciones del Radiómetro de Microondas de la nave espacial Juno, el observatorio Very Large Array, y el telescopio espacial Hubbles, lograron sondear la profundidad e impacto del clima de Júpiter. La visualización en 3D muestra que aunque la mayoría de los sistemas de clima de Júpiter no son profundos y se dan a unos 10 a 20 kilómetros por debajo de la plataforma visible de nubes del planeta, en la estratósfera de Júpiter hay otros eventos climáticos. “Cada vez que miras a Júpiter, mayormente es solo en el nivel de la superficie. No es profundo, pero hay algunas cosas como los vórtices y esas grandes tormentas, que pueden penetrar la atmósfera”, dijo Moeckel.
La conclusión del estudio es que los eventos climáticos de poca profundidad no explican la falta de amoníaco en las partes más profundas de la atmósfera de Júpiter. Más bien, la interacción de los eventos a gran escala como las volutas y los vórtices en combinación con el fenómeno de las tormentas y el granizo, podrían explicar esa falta en la atmósfera de Júpiter.
Las misiones enviadas a Júpiter y otros planetas distantes del sistema solar solo pueden ver las atmósferas superiores que “en realidad no representan bien lo que hay dentro del planeta”, según Moeckel. “Las turbulentas nubes superiores podrían llevarte a pensar que la atmósfera está bien mezclada. Si ves la parte superior, la vez como hirviendo y supones que todo hierve. Pero estos hallazgos muestran que por debajo hay una capa que en realidad es espesa y estable”.
Fuente: es.gizmodo.com