París ardía la pasada tarde del 15 de abril y las redes sociales se llenaron de diferentes mensajes, sobre todo de horror ante la pérdida de siglos de arte con el incendio de la Catedral de Notre Dame. Se pudieron leer mensajes de todo tipo, pero tras unas horas de incendio todo el mundo se preguntaba: ¿por qué están tardando tanto en apagarlo?
Así, mientras el mundo se sobrecogía ante las imágenes del cielo de París en llamas, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, realizaba unas contundentes declaraciones: «Tal vez deberían usar aviones cisterna». Trump ya nos tiene acostumbrados a sus rotundas afirmaciones, pero ¿tenía en este caso razón?
Este consejo podría hacer pensar que el presidente estadounidense sabe más sobre apagar incendios que las unidades de bomberos desplazadas a la zona de la catedral, pero ¿realmente los medios aéreos habrían salvado el techo de la catedral? La respuesta es no, según señaló la dirección general de Seguridad Civil y Gestión de Crisis de Francia en su cuenta oficial de Twitter la pasada noche mientras el incendio devoraba Notre Dame.
¿Qué hubiera pasado al usar aviones cisterna? «Todos los medios se están utilizando, a excepción de aviones de bombardeo de agua que, si se utiliza, podría conducir al colapso de toda la estructura de la Catedral», indican desde la dirección general de Seguridad Civil y Gestión de Crisis.
El peso del agua cayendo sobre la catedral en llamas habría llevado a la destrucción prácticamente total de Notre Dame, por lo que el planteamiento del uso de medios aéreos quedó descartado a pesar de las grandes dificultades para apagar el fuego. Además, las personas que se encontraban trabajando en la zona o, incluso, los incautos que estuvieran demasiado cerca de la zona del fuego podrían haber salido heridos con la caída del muro de agua de estos hidroaviones. Así pues, entre el posible coste de las vidas humanas y la necesidad de conservar sus cimientos, valía más la pena no usar este tipo de vehículos.
De hecho, sobre el uso de aviones cisterna se estuvo hablando en particular del Canadair CL-215, que podría haber sido la solución para el incendio al coger agua del Sena y echarla sobre la catedral. Se trata de un avión anfibio que bombardea con 6.000 litros de agua y retardante, sobre todo en incendios forestales, que es donde se suelen usar los aviones cisterna. En este caso, al tratarse de un incendio en la ciudad y con el problema de que la estructura podría colapsar, se decidió usar métodos más tradicionales.
Gracias al hecho de no usarse hidroaviones para apagar el incendio, ahora se puede empezar a planear su reconstrucción ya que ha quedado gran parte en pie. No obstante, «la reconstrucción será complicada», tal y como ha señalado Juan Antonio Herraéz, coordinador del Plan Nacional de Conservación Preventiva español en el programa Al rojo vivo de la LaSexta.
Los daños en el interior
En estos momentos la Fiscalía de París trabaja con la hipótesis de que se trata de un incendio que comenzó como un accidente debido a las reformas que se estaban llevando a cabo en la catedral.
Ahora que ya ha terminado el incendio, podemos respirar tranquilos: por suerte no toda Notre Dame ha caído por el incendio. Es el momento de valorar los daños y, también, de ver cómo se va a llevar a cabo la reconstrucción de esta emblemática catedral no solo francesa sino de toda Europa.
¿Cuáles son los daños ahora mismo? La estructura parece que se conserva, pero no sucede lo mismo con la aguja, que ayer mismo vimos caer, y también terminó derrumbándose la cúpula del edificio debido a la intensidad del fuego, que no se controló hasta las 3:30 horas de la madrugada (hora local). No obstante, se han logrado salvar muchas obras de arte e, incluso, ha sobrevivido al menos uno de los tres grandes rosetones de la catedral. Todavía falta mucho trabajo por hacer, pero seguro que, como un ave fénix, Notre Dame renace de las cenizas de este incendio. Porque no es la primera vez que sufre daños y sigue en pie.
Fuente: hipertextual.com