Los investigadores explican que se basaron en el fósil de una especie de pingüino llamada Pakudyptes hakataramea, el cual, dicen, “llena un vacío morfológico entre los pingüinos modernos y los fósiles que ahora están extintos”. Este ejemplar medía solo 25 centímetros de alto y pesaba un kilo
Aunque los pingüinos tengan alas, no pueden volar. Sin embargo, esta parte de su cuerpo es indispensable y ahora, gracias a la ayuda del fósil de un pequeño ejemplar, un grupo de científicos pudo reunir pistas para entender el momento en que esta especie pudo desarrollar sus alas.
En un estudio publicado en el Journal of the Royal Society of New Zealand, los investigadores explican que se basaron en el fósil de una especie de pingüino llamada Pakudyptes hakataramea, el cual, dicen, “llena un vacío morfológico entre los pingüinos modernos y los fósiles que ahora están extintos”. Este ejemplar medía solo 25 centímetros de alto y pesaba un kilo.
Para este estudio, el equipo de científicos de la Universidad de Otago, en Nueva Zelanda; del Museo de Paleontología Ashoro, en Japón; de la Universidad de Ciencias de Okayama; y de la Universidad de Osaka examinaron tres huesos de esta especie que vivió hace 24 millones de años en lo que hoy es la Isla Sur de Nueva Zelanda.
Estos huesos son el húmero, el fémur y el cúbito, los cuales fueron descubiertos durante varias excursiones de campo en 1987 por el paleontólogo Ewan Fordyce. De acuerdo con los investigadores, el húmero y cúbito dieron pistas de cómo han evolucionado las alas de los pingüinos.
Tatsuro Ando, coautor del estudio y paleontólogo del Museo de Paleontología Ashoro, en un comunicado, aseguró que “sorprendentemente, mientras que las articulaciones de los hombros de las alas del Pakudyptes eran muy parecidas a las del pingüino actual, las articulaciones de los codos eran muy similares a las de los tipos más antiguos de pingüinos fósiles”.
Esta combinación, añaden los científicos en el comunicado, ha sido reportada por primera vez y fue en el fósil de Pakudyptes. Por eso, “este es el fósil ‘clave’ para descifrar la evolución de las alas de los pingüinos”, anotaron.
Además, otros estudios mostraron que esta especie tenía características microanatómicas que sugieren que podían bucear. En la actualidad, los pingüinos se caracterizan por ser excelentes nadadores y, en parte, se debe a sus huesos densos y gruesos, los cuales les aportan flotabilidad durante el buceo.
En el caso de Pakudyptes, su corteza ósea era bastante gruesa, pero, en cuanto a su cavidad medular, que es donde está alojada la médula ósea, estaba abierta. Por eso, a los ojos de los investigadores, su capacidad de buceo y natación, quizás se deba a la combinación distintiva de sus huesos.
Carolina Loch, coautora del estudio e investigadora de la Universidad de Otago, explicó que “los pingüinos evolucionaron rápidamente desde finales del Oligoceno hasta principios del Mioceno y Pakudyptes es un fósil importante de este período. Su pequeño tamaño y la combinación única de huesos pueden haber contribuido a la diversidad ecológica de los pingüinos modernos”.
Fuente: elespectador.com