No, la imagen sobre estas líneas no es ningún GIF animado. Es tu cerebro el que hace que las serpientes se muevan, pero basta que fijes la vista en una de ellas para que se detenga y comiencen a moverse sus compañeras. El efecto es tan intenso que puede engañar también a tu gato.
La imagen es obra del psicólogo japonés de la Universidad Ritsumeikan Akiyoshi Kitaoka, que es un auténtico experto en crear y explicar ilusiones ópticas. El efecto que crea la ilusión se llama deriva periférica y ocurre por la manera que tienen nuestros ojos de percibir la luminosidad y el contraste.
Los elementos blancos y negros de la imagen son los que despiertan una reacción más rápida en nuestros ojos y en nuestro cerebro. Sin embargo, los tonos intermedios azúles y amarillos llegan con más lentitud. El cerebro interpreta esa diferencia en la llegada de los estímulos como movimiento cuando en realidad no lo es.
El efecto es mucho más potente en la visión periférica porque el centro de la retina (una región conocida como fóvea) es la región donde más fotoreceptores tenemos. Esa densidad es la que nos permite precisamente de una visión focalizada nítida, y es más que suficiente como para eliminar completamente el efecto de deriva. Por eso las serpientes “se detienen” cuando las miramos fijamente.
Se da la circunstancia de que los ojos del ser humano no son los únicos diseñados para caer en esta ilusión. Algunos depredadores que disfrutan de una aguda visión focalizada, como los gatos, también lo ven. Cuando la perciben, el movimiento periférico hace que cambien su comportamiento como si trataran de acechar una presa que se les escapa una y otra vez.
Fuente: Popular Science