A 38 años de Chernóbil, se ha descubierto que un animal microscópico en la zona de exclusión muestra una sorprendente capacidad para sobrevivir a la radiación
Más de 38 años después del devastador accidente en la planta nuclear de Chernóbil, la región sigue siendo un terreno fértil para los estudios científicos sobre sus efectos en el medio ambiente. A comienzos de este año, se descubrió con sorpresa que un animal microscópico sobrevive con normalidad en esta zona, mostrando una asombrosa resistencia a la radiación.
¿Cuál es el animal que sobrevivió a la radiación en Chernóbil?
La radiación emitida por el reactor nuclear dañado provocó una contaminación masiva que afectó el suelo, el agua y la atmósfera en un radio de varios kilómetros alrededor de la planta. A pesar de la desolación humana, la zona de exclusión de Chernóbil ha visto un resurgimiento sorprendente de vida.
Un grupo de investigadores descubrió que los gusanos microscópicos habitan en este inhóspito ambiente cercano al lugar de la explosión. Se trata de los nematodos, más precisamente en la especie oscheius tipulae, que lograron modificar su ADN hasta alcanzar la inmunidad, ya que no presentan signos de daños.
El estudio fue realizado por un equipo del Departamento de Biología de la Universidad de Nueva York, encabezado por la bióloga Sophia Tintori, y publicado en la Academia Nacional de Ciencias (PNAS).
Previamente, se había confirmado que los animales que habitan cerca de Chernóbil presentan diferencias físicas y genéticas en comparación con sus congéneres de otras regiones. “Chernóbil fue una tragedia de escala incomprensible, pero todavía no tenemos una idea clara de los efectos del desastre en las poblaciones de especies locales”, comentó la autora del estudio.
¿Cómo sobrevivieron los nematodos en Chernóbil?
La investigación analizó 15 muestras de frutas, tierra y otros materiales orgánicos, donde permanecen los nematodos, y los compararon con otros cinco ejemplares de la misma especie registrados en otras partes del mundo. De este modo, descubrieron que los O. tipulae no tenían daños en sus genomas.
“Estos gusanos viven en todas partes y viven deprisa, por lo que pasan por docenas de generaciones de evolución, mientras que un vertebrado típico aún se está poniendo los zapatos”, indicó el coautor del estudio Matthew Rockman.
Fuente: adn40.mx