Aunque se ignora qué pueblo fue el primero en extraer perlas de las ostras para luego usarlas como decoración, es muy posible que se hayan utilizado como adorno desde épocas prehistóricas. Ahora bien, ¿cómo demonios pueden salir las esferas de nácar del interior de una ostra?
Y es que de dicho proceso surgió la posterior fabricación de joyas a base de perlas, una actividad extendida entre los pueblos antiguos. En realidad, la mayoría de las cosas relucientes que utilizamos para la joyería vienen de lo más profundo de la tierra, extraído de la corteza terrestre y pulido más tarde como algunas de las rocas más caras del mundo.
No así con las perlas que seguramente lleva tu madre o tu abuela. Esas esferas brillantes crecieron dentro del bivalvo altamente calcificado que conocemos como ostra. ¿Cómo?
Ya sean cultivadas por humanos, o de forma natural, la formación de perlas es el resultado de una reacción en cadena a la entrada de una partícula. Muchas especies de bivalvos, incluidos los mejillones y las almejas, son capaces de producir perlas, pero solo unos pocos pueden formar la capa brillante que las hace tan atractivas para los humanos. Y en primer lugar, las ostras.
En la naturaleza, dicha reacción aparece a partir de una pequeña partícula que hace su camino entre los tejidos blandos de la ostra y su capa externa dura. A menudo se escucha sobre perlas que comienzan como un grano de arena, pero normalmente ocurre con cualquier partícula de suciedad aleatoria, por ejemplo con un pedazo de comida que terminó en el lugar equivocado.
Sea lo que sea, este objeto extraño puede agravar los tejidos blandos de la ostra de la misma forma que lo haría una astilla en tu piel, o polvo en un ojo. En ese punto, la ostra trata dicho objeto rodeándolo con una fina capa de células protectoras, formando lo que se llama un saco de perlas.
Estas células luego secretan una combinación de proteínas que forman un tipo de pegamento molecular alrededor del (poco ofensivo) pedazo de arena o suciedad. El saco luego comienza a liberar la capa después de la capa de material llamado nácar.
También conocida como la madre de la perla, el nácar está compuesto principalmente de una forma cristalizada de carbonato de calcio llamado aragonita. Químicamente es el mismo compuesto que el caparazón de la ostra, pero ese tipo de carbonato de calcio, llamado calcita, es más duradero y posiblemente no tan espectacular.
Dentro del saco de perlas, se enlazan la aragonita con la capa base de pegamento de las proteínas, y luego las capas comienzan a apilarse. Estas capas de nácar son las que darán a la perla su iridiscencia. Sin embargo, a pesar de su apariencia lisa y brillante, en realidad tienen una textura ligeramente dentada.
Los científicos creen que esto permite rotar la perla fácilmente por el agua que fluye, lo que a su vez permite que el revestimiento se distribuya de manera uniforme. Y dado que el “objeto” inicial en sí mismo era probablemente irregular y se movió alrededor mientras se estaba cubriendo, la mayoría de las perlas no son perfectamente redondas.
Por cierto, las que han sido cultivadas por el hombre generalmente se hacen mediante el implante de ostras con pedazos de tejido de otras ostras. En cualquier caso, el tiempo que suele llevar a una ostra formar una perla suele ser de aproximadamente 10 años.
Fuente: gizmodo.com