«La sobredotación no es algo que se tenga que medicar, no es una enfermedad. Es un don que el niño debe aprovechar».
La frase resume mucho de lo vivido por Dafne Almazán, quien creció con un coeficiente intelectual mayor al del resto de la población y comprobó cómo no todo el mundo sabe actuar ante esta realidad.
Dafne, mexicana de 17 años, es superdotada. Y a medida que fue creciendo, fue añadiendo proezas a su particular historia de vida.
Con 3 años empezó a leer. Cuando tenía 6 años comenzó la primaria que a la mayoría de niños les lleva seis años terminar. Ella lo hizo en uno y a través de internet.
A los 10 años terminó la secundaria y con solo 13 se convirtió en una de las psicólogas más jóvenes del mundo.
«Estudié psicología por la situación que vi en México con los niños sobredotados. Vi que no eran detectados, que la parte emocional con ellos estaba en el piso; casos incluso de niños que se querían suicidar…», le cuenta Dafne a BBC Mundo.
Por si fuera poco, a su currículum de logros extraordinarios acaba de sumar otro: este mes fue admitida en la universidad de Harvard, en Estados Unidos, para cursar una maestría de enseñanza de matemáticas.
¿Y qué tiene que ver esto con la psicología? «Bueno, vi también que en México hay un problema de matemáticas, porque los niños piensan que son difíciles y aburridas, y eso hace que el país tenga un problema en el desempeño de esta área», cuenta.
Así, Dafne explica que decidió enfocarse en el estudio de áreas donde pudiera «hacer un cambio y ayudar a la gente».
Porque aunque asegura que ella no sufrió acoso ni discriminación por sus capacidades especiales, es consciente de que otros niños superdotados pasan por muy malas experiencias ante la incomprensión o ignorancia de quienes los rodean.
Mal diagnosticados
Dafne, emocionada por lo insólito de que una menor de edad sea aceptada en un postgrado del prestigioso centro educativo, subraya la necesidad de identificar correctamente, y a tiempo, cuando un niño es superdotado.
«En la escuela creen que estos niños son hiperactivos, porque no dejan concentrarse al resto de los alumnos», dice.
Según datos del Centro de Atención a Talentos (Cedat) de México, 93% de los niños superdotados son confundidos y mal diagnosticados con déficit de atención, lo que genera un manejo inadecuado y por tanto la pérdida de sus capacidades.
La joven ha conocido muchos de estos casos. Y dice que lo único que verdaderamente suele ocurrir es que el niño se aburre en la escuela, porque ya estudió la materia o porque no le interesa.
«Entonces existe el problema de que los medican, y eso disminuye sus capacidades y les hace daño. Esto no es una enfermedad», afirma.
Ante la ignorancia sobre cómo son realmente, muchos de estos niños se enfrentan al rechazo y discriminación de sus compañeros en la escuela.
Y, en algunos de los casos más extremos, acaban por deprimirse o incluso pensando en quitarse la vida.
Dafne reconoce no haber sufrido ningún tipo de acoso, debido también a que nunca estuvo en un sistema escolar «tradicional» después de que su hermano, también superdotado, sí sufriera «bullying» en uno de estos centros.
Por ello, aunque el caso de cada una de estas personas es diferente, Dafne cree que una educación especial suele ser beneficiosa para ellos.
«Tienen que tener un ambiente en el que puedan ser niños, que puedan disfrutar de su vida, donde puedan ser ellos mismos conviviendo con otros niños sobredotados y avanzar a su ritmo, que ni los detengan ni los presionen», dice.
Cuenta que en su caso, el apoyo de sus padres fue fundamental. «Ellos no me presionaban… era más como yo quería ir (en la escuela). Yo quería avanzar más rápido y ellos me apoyaban, que es como siempre debería ser».
E, igualmente, destaca la labor del Centro de Atención a Talentos que dirige su padre, donde asegura que le ayudaron a seguir avanzando «pero sin perder la parte de ser una niña, que juega y se divierte con personas de su misma edad».
«Así que, a pesar de estar estudiando en ‘prepa’ siendo tan niña, esa parte de la estabilidad emocional yo la seguía teniendo»
¿Otro caso de ‘fuga de cerebros’?
Pero si hay tantos casos de un mal diagnóstico de los niños superdotados, ¿cómo se les puede identificar correctamente?
«Hay un listado de cualidades como el ser hiperactivo, que interviene en pláticas de adultos, que se aburre fácilmente… Si cumple con el 50% de estas características, es probable que sea superdotado, lo que se confirma con pruebas estandarizadas», le dice Dafne a BBC Mundo.
La Organización Mundial de la Salud define a una persona superdotada como aquella con un coeficiente intelectual mayor a 130 puntos en alguna prueba psicométrica científica y estadísticamente validada.
Preguntada sobre sus planes de futuro al finalizar su maestría (que espera terminar en un solo año), Dafne lo tiene claro.
Dice que no quiere ser otro caso de «fuga de cerebros», donde personas que son admitidas en universidades extranjeras acaban aplicando fuera todo lo que aprenden.
«En México hay muchas áreas de oportunidad que hay que mejorar y se necesita todo el conocimiento que se pueda, así que todo lo que aprenda en Harvard lo quiero aplicar en mi país», concluye convencida.
Fuente: BBC