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El misterio de las enormes canoas que surcaron el Mediterráneo por primera vez hace 7.000 años

Halladas en los noventa en el fondo del lago Bracciano, en Italia, estas embarcaciones llevan años desconcertando a los científicos. Ahora, un nuevo estudio revela nuevos datos y fecha su construcción entre el 5600 y el 5200 a. C

Se conoce que los egipcios ya construían barcos hace 5.000 años para recorrer el río Nilo y que después fenicios, griegos y romanos mejoraron aún más los diseños para navegar por vías marítimas más largas. Sin embargo, no fueron los primeros. Un reciente hallazgo sumergido en el lago Bracciano (situado en la región italiana del Lacio, a 32 kilómetros al noroeste de Roma) arroja pruebas de que los humanos ya surcaban el mar Mediterráneo hace más de 7.000 años. Las conclusiones acaban de publicarse en un estudio en la revista ‘PLOS ONE’.

El yacimiento, bautizado como La Marmotta, es un lugar que fue ocupado por los primeros agricultores y ganaderos entre el 5600 y el 5200 a. C (neolítico antiguo). Pero el tiempo ha pasado, y esa zona actualmente se encuentra a unos 300 metros de la actual orilla del lago volcánico Bracciano, sumergido a unos 11 metros de profundidad, 3 metros por debajo del fondo del lago, cubierto de sedimentos.

“Con esto ocurre que, aunque sea de muy difícil excavación, también es como una especie de caja fuerte de muy complicado acceso que, además, propicia que se conserve de forma natural”, señala a ABC Juan Francisco Gibaja, científico titular de la Institución Milá y Fontanals de Humanidades del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (IMF-CSIC) y líder de la investigación junto con Mario Mineo, del Museo delle Civiltà de Roma, y Niccolò Mazzucco, de la Universidad de Pisa.

De hecho, este yacimiento se descubrió por casualidad en 1989, mientras se instalaban unas tuberías que dirigidas al suministro del Vaticano. Entre los 90 y los 2000 se llevaron a cabo diferentes campañas de excavación, en las que se revelaron varias casas con forma rectangular, con compartimentos internos y un hogar central, una suerte de ‘protociudad’ incipiente que los investigadores calculan ocupó una superficie aproximada de dos hectáreas.

Cómo vivían hace 7.000 años en La Marmotta

Aquí se hallaron pruebas de que criaban ovejas, cabras e incluso bueyes y cerdos, además de plantar distintos tipos de trigo, cebada y leguminosas como lentejas, habas o guisantes. También cazaban y recolectaban: se extrajeron decenas de hoces, cuencos, palos cavadores, arcos, útiles de piedra, madera, hueso, ornamentos e incluso recipientes cerámicos, mostrando que su sociedad era mucho más compleja y diversificada de lo que cabría pensar.

Tampoco terminaron ahí las sorpresas. La Marmotta reveló cinco canoas construidas a partir de troncos ahuecados, incluida una once metros de eslora que lleva décadas intrigando a los científicos, Ahora, el equipo de Gibaja ha analizado en detalle estas piraguas prehistóricas, hallando nuevos datos que revelan la sofisticación de los barcos de aquel pueblo neolítico.

Para comenzar, los análisis revelaron cuatro tipos diferentes de madera, raros en yacimientos similares. “Eso indica que estas sociedades sabían qué maderas eran mejores para navegar”, señala el autor. Por otro lado, la barca más grande incluye técnicas de construcción avanzadas, como refuerzos trasversales en el fondo donde presumiblemente se sentaban, así como tres objetos de madera en forma de T con unos agujeros que podrían corresponder a lugares para sujetar cuerdas atadas a velas u otros elementos náuticos. “Esto es algo muy especial de lo que no tenemos ningún referente, ni arqueológico ni etnográfico. Los especialistas dicen que estas estructuras solo podían estar construidas por gente que sabía muy bien cómo hacer una piragua”.

Pero, ¿qué hacía una piragua de 11 metros en un lago de apenas 9 kilómetros? “Es como ir a por el pan en un camión cuando la panadería está a 500 metros de tu casa”, dice Gibaja. “Realmente es algo que nos desconcierta. Tenemos dos teorías: la primera, que construyeran embarcaciones grandes ‘per se’, lo que no tiene mucho sentido; otra es que hayan llegado por el mar, quizás a través de un antiguo río que en su momento pudiera ser navegable. Pero no lo sabemos”.

Viajando en la canoa neolítica hasta Portugal

Una investigación anterior recreó la barca más grande, incorporando 12 tripulantes y portando varios kilos de carga. La embarcación fue llevada a la costa con el fin de observar su capacidad de navegación: lo probó con creces y llegó hasta Portugal. “Estamos convencidos de que estas embarcaciones transportaban no solo personas, sino también carga. Además, seguramente procederían de los primeros agricultores, que vinieron desde Grecia por toda la costa del Mediterráneo, entrando por el sur de Italia. Por eso probablemente cuando llegaron aquí no trajeron solo a su gente, sino también a sus animales y sus bienes”, indica Gibaja.

Por otro lado, en el yacimiento se han encontrado restos de obsidiana procedente de las islas italianas de Palmarola y Lipari, sílex del Gargano (este de Italia), rocas de los Alpes en la confección de hachas o incluso cerámica procedente del este del Mediterráneo. “Por lo tanto, alguien les llevó estos materiales o fueron ellos a buscarlos -indica el autor-. Si es la segunda opción, no se tiraron al mar, sabían lo que hacían. Nosotros siempre decimos que son prehistóricos, pero no estúpidos. Seguramente conocieron muy bien las corrientes y los vientos, una información que pasó de generación en generación durante siglos y siglos”.

Un yacimiento único

“Se trata de un yacimiento único poco conocido en Europa, porque hasta ahora solo se había publicado en revistas italianas”, señala Gibaja, quien fue el precursor en 2017 junto con Mineo y Mazzucco de un proyecto internacional para poner en valor el sitio. “Había mucho trabajo que hacer, sobre todo aplicando las nuevas técnicas desarrolladas en los últimos años”, señala.

Por ejemplo, a pesar de que se presuponía que las piraguas eran de neolítico, no se tenían pruebas directas. “Nosotros extrajimos muestras de las canoas, pudiendo fecharlas en diferentes etapas entre el 5600 y el 5200 a. C. Ahora sí que podemos decir que son las embarcaciones más antiguas del Mediterráneo y las más antiguas del neolítico que se conocen”, indica el investigador del IMF-CSIC.

Sin embargo, a pesar de su antigüedad, sí que se han hallado embarcaciones anteriores, del periodo mesolítico (9.000 años atrás, durante las últimas poblaciones nómadas), “si bien son ejemplos encontrados en el norte de Europa, en lagos o turberas, zonas con gran humedad y donde se conserva mejor la madera”, indica Gibaja, quien explica que la principal diferencia estriba en que estas embarcaciones son de menor tamaño y menos sofisticadas.

Los autores indican que, posiblemente, bajo los sedimentos del lago Bracciano, del que solo se ha revelado un 25% del yacimiento, haya más tesoros neolíticos escondidos. Seguramente más pruebas que apoyen la teoría de que estas sociedades eran mucho más complejas de lo que cabría esperar.

Fuente: abc.es

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