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El increíble trabajo de una inmigrante que hizo posible la vacuna de Pfizer y Moderna

El increíble trabajo de una inmigrante que hizo posible la vacuna de Pfizer y Moderna

Katalin Kariko, investigadora húngara, debió aceptar un trabajo de menor reputación en un laboratorio de EE.UU. para poder mantener su visa, después que su universidad le quitara el financiamiento para su trabajo con el ARNm mensajero, técnica que hoy permitió el desarrollo de las vacunas contra el coronavirus y que la tienen como seria candidata al Nobel.

La obsesión de la científica de origen húngaro Katalin Kariko por investigar una sustancia llamada ARNm para combatir las enfermedades le costó una vez un puesto en la facultad de una prestigiosa universidad estadounidense, que descartó la idea como un callejón sin salida.

Ahora, su trabajo pionero, que allanó el camino para las vacunas contra el Covid-19 de los laboratorios Pfizer/BioNTech y Moderna, podría ser lo que salve al mundo de una pandemia de 100 años.

“Esto es simplemente increíble”, declaró a la AFP en una videollamada desde su casa en la ciudad de Filadelfia, agregando que no estaba acostumbrada a la atención después de trabajar durante años en la oscuridad. Para ella, este contexto demuestra por qué “es importante que la ciencia deba apoyarse en muchos niveles”.

Kariko, de 65 años, pasó gran parte de la década de 1990 escribiendo solicitudes de subvención para financiar sus investigaciones sobre el “ácido ribonucleico mensajero”, moléculas genéticas que le dicen a las células qué proteínas producir, esenciales para mantener nuestros cuerpos vivos y saludables.

Ella creía que el ARNm era la clave para tratar enfermedades en las que tener más proteínas del tipo correcto puede ayudar, como en la reparación del cerebro después de un accidente cerebrovascular.

Pero la Universidad de Pensilvania, donde Kariko estaba en camino de obtener una cátedra, decidió desvincularse del proyecto después de que se acumularan los rechazos de subvenciones. “Estaba lista para un ascenso, y luego me degradaron y esperaban que saliera por la puerta”, dijo Kariko.

Kariko aún no tenía la tarjeta verde para permanecer legalmente en el mercado laboral y necesitaba un trabajo para renovar su visado. También sabía que no podría enviar a su hija a la universidad sin el considerable descuento para el personal del centro.

Así, decidió persistir como investigadora de nivel inferior, arreglándoselas con un salario exiguo.

Fue un punto bajo en su vida y carrera. Sin embargo, “pensé … ya sabes, la mesa (del laboratorio) está aquí, solo tengo que hacer mejores experimentos”. La experiencia dio forma a su filosofía para lidiar con la adversidad en todos los aspectos de la vida. “Hay que pensar bien y después tienes que decir ‘¿Qué puedo hacer?’ Así no desperdicias tu vida”, explicó.

Esa determinación es sello de su familia: su hija Susan Francia acabó yendo a la Universidad de Pensilvania, donde obtuvo una maestría y ganó medallas de oro con el equipo olímpico de remo de EE.UU. en 2008 y 2012.

Avances gemelos

Dentro del cuerpo, el ARNm entrega a las células las instrucciones almacenadas en el ADN, las moléculas que transportan todo nuestro código genético.

A fines de la década de 1980, gran parte de la comunidad científica se centró en el uso de ADN para administrar terapia génica, pero Kariko creía que el ARNm también era prometedor, ya que la mayoría de las enfermedades no son hereditarias y no necesitan soluciones que alteren permanentemente nuestra genética.

Fuente: latercera.com

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