Durante millones de años, el cromosoma Y ha sido el responsable de definir el sexo masculino en los humanos. Sin embargo, los científicos alertan de su fragilidad: ha perdido casi todos sus genes originales y podría seguir reduciéndose. ¿Estamos ante el inicio de su desaparición o frente a una sorprendente capacidad de adaptación?
El debate sobre el futuro del cromosoma Y lleva décadas dividiendo a la comunidad científica. Algunos estudios sostienen que su progresiva degeneración lo acerca a un final inevitable. Otros aseguran que, pese a su tamaño reducido, este diminuto fragmento de ADN ha alcanzado una estabilidad que le permitirá resistir durante millones de años más. Comprender su destino no solo implica descifrar nuestra historia evolutiva, sino también preguntarnos por el futuro del género masculino.
Qué es y por qué importa el cromosoma Y
De los 46 cromosomas que forman el genoma humano, el par sexual es el que decide nuestro sexo biológico. Mientras las mujeres tienen dos cromosomas X (XX), los hombres poseen un cromosoma X y uno Y (XY). Este último es pequeño, con pocos genes, pero alberga el más crucial: el SRY, que activa el desarrollo de las características masculinas en el embrión.
Un cromosoma aislado y vulnerable
A diferencia de otros cromosomas, el Y no se recombina fácilmente con su homólogo. Esa falta de intercambio de material genético lo hace propenso a acumular mutaciones y perder genes con el paso de las generaciones. Los cálculos señalan que ya ha perdido alrededor del 97 % de sus genes originales. De ahí surge la hipótesis: si la tendencia continúa, ¿podría desaparecer en unos millones de años?
La aparente estabilidad evolutiva
Aunque los titulares suelen anunciar su desaparición, recientes investigaciones muestran que el cromosoma Y conserva mecanismos internos de reparación. Genes esenciales para la fertilidad, como los relacionados con la producción de espermatozoides, han sobrevivido a esa erosión. Además, contiene secuencias repetitivas que actúan como una red de seguridad, ayudándole a mantener su integridad genética.
Lecciones de la naturaleza
Existen especies, como la rata topo o ciertos roedores, que ya han perdido por completo el cromosoma Y. Pese a ello, los machos continúan existiendo gracias a nuevos mecanismos de determinación sexual. Esto abre una posibilidad: incluso si el cromosoma Y humano desapareciera en un futuro remoto, podrían surgir sistemas alternativos que aseguren la continuidad del sexo masculino.
¿Extinción o reinvención del género masculino?
La desaparición del cromosoma Y no implicaría necesariamente la extinción de los hombres. La biología demuestra que la determinación del sexo puede adoptar múltiples formas: desde factores ambientales, como la temperatura en reptiles, hasta mutaciones en otros genes que asuman la función del Y.
La ciencia moderna también amplía las opciones. Con herramientas de edición genética, sería posible preservar los genes esenciales o transferir su función a otras partes del genoma. Así, más que un “fin”, lo que está en juego podría ser una reinvención de cómo entendemos el sexo biológico.
Una historia en curso
El cromosoma Y es un testigo de la evolución y, al mismo tiempo, un recordatorio de que nada en genética es eterno. Aunque los titulares hablen de su desaparición, lo cierto es que el panorama es más matizado: quizá esté condenado a extinguirse en millones de años, o quizá estemos subestimando su capacidad de resistencia.
Por ahora, el cromosoma Y sigue cumpliendo su papel. El misterio es cuánto tiempo más podrá sostener ese frágil equilibrio.
Fuente: es.gizmodo.com