Dune es una de las sagas literarias de ciencia ficción más populares entre los amantes del género. En los últimos años, esta obra ha cosechado nuevos curiosos adeptos tras la salida de las cintas dirigidas por Denis Villeneuve. Un dato curioso es que la fascinación del autor, Frank Herbert, por los hongos le sirvió de inspiración para su historia. Además lo llevó a realizar un gran descubrimiento.
El testimonio de su hallazgo lo documentó el micólogo Paul Stamets en su libro, Mycelium Running: How Mushrooms Can Help Save the World. De acuerdo con el relato de Stamets, él y Herbert se conocieron en la década de 1980. En ese entonces, el autor de Dune disfrutaba recolectando rebozuelos (un tipo de seta comestible) cerca de su propiedad en Washington.
El científico cuenta que cuando el escritor encontraba ejemplares viejos o en mal estado, en lugar de tirarlos a la basura o usarlos como abono, optaba por sumergirlos en un balde de agua con sal hasta formar una pasta de esporas. Posteriormente vertía esa pasta en la base de unos abetos de menos de 10 años.
Con el tiempo los rebozuelos comenzaban a crecer sobre los abetos. Esto era algo sorprendente, dado que no se suponía que unos ejemplares de esa edad pudieran albergar hongos. “Nadie había informado previamente que aparecieran rebozuelos cerca de árboles tan jóvenes, ni nadie había informado de su crecimiento como resultado del uso de este método”, escribió Stamets en su libro.
El método de Herbert fue probado después por científicos y expertos en hongos. Stamets explica que la técnica se asemeja a lo que pasa cuando llueve y el agua lleva las esporas hasta sitios donde pueden crecer si las condiciones son favorables. “Ahora se sabe que es posible cultivar muchos hongos usando pastas de esporas de hongos más antiguos”.
Los hongos como fuente de inspiración en Dune
Dentro de su libro, el científico también cuenta que Frank Herbert le reveló algunas fuentes de inspiración que había tomado de los hongos para ciertos elementos presentes en Dune. El más significativo sea, quizás, la especia conocida como melange.
Esta sustancia ficticia solo puede encontrarse en el planeta Arrakis, lugar donde se desarrolla la novela. Se trata de una codiciada droga que otorga a quien la consume longevidad, precognición, entre otras habilidades. Sin embargo, también es una droga altamente adictiva. Tanto que la abstinencia puede llevar a la muerte.
Cuando la primera novela se publicó, en 1965, muchos pensaron que la especia hacía referencia al LSD. Incluso el director Alejandro Jodorowski tomó esta premisa cuando planeó adaptar la novela en los años 70. Sin embargo, como ya vimos, nada estaría más lejos de la realidad.
De acuerdo con lo contado por Stamets, el autor se había basado en su experiencia con los hongos psicotrópicos, sus efectos en las personas y la relación que estos mantienen con su entorno, para establecer paralelismos con melange.
“Frank continuó contándome que gran parte de la premisa de Dune: la especia mágica (esporas) que te permitía doblar el espacio (viajar), los gusanos gigantes (larvas que digieren hongos), los ojos de los Fremen (el azul cerúleo) de los hongos Psilocybe), el misticismo de las guerreras espirituales, las Bene Gesserit (influenciadas por los cuentos de María Sabina y los cultos de los hongos sagrados de México), provino de su conocimiento del ciclo de vida de los hongos, y su imaginación fue estimulada a través de su experiencias con el uso de setas mágicas.”
Paul Staments, Mycelium Running: How Mushrooms Can Help Save the World, p. 126.
Dune y la ciencia
Por si fuera poco, la técnica de cultivo de hongos no fue el único aporte a la ciencia de Herbert. La historia misma de Dune ha servido de inspiración a los científicos en más de una ocasión. Como en 2021, cuando un grupo de investigadores, a través de una simulación, comprobó que, en efecto, podría existir un exoplaneta con características similares a las de Arrakis. Los investigadores también concluyeron que este sería habitable, aunque en condiciones muy rigurosas, tal como el autor plantea en la saga.
Aunque la historia de Dune ya se extiende a la friolera de 23 libros publicados, tan solo los seis primeros fueron escritos por el autor original, Frank Herbert. El resto, la mayoría precuelas que pretenden explicar momentos clave previos a la saga original, tienen como autores tanto a su hijo, Brian Herbert, como al escritor Kevin J. Anderson.
Fuente: xataka.com.mx