Cuando algunos biólogos afirman que “sin abejas no habría vida”, no se trata de ninguna exageración. Sin insectos polinizadores, como las abejas o los abejorros, un tercio de los alimentos desaparecerían, y también parte del forraje con el que alimentamos a los animales que criamos y nos comemos, según el vocal del Patronato de la Fundación Amigos de las Abejas, Jesús Manzano. En valores económicos, la polinización de las abejas se estima anualmente en doscientos ochenta y cinco mil millones de euros en todo el mundo.
Lamentablemente, la población de abejas se encuentra en gran disminución en el Reino Unido y en toda Europa. Entre los factores que amenazan a las abejas están el uso generalizado de pesticidas, los parásitos, las enfermedades y, por supuesto, el cambio climático; pero la pérdida de biodiversidad representa una amenaza especialmente concreta para las abejas y otros polinizadores silvestres: las flores silvestres de las que dependen también se encuentran en fuerte decadencia.
Por ello, una forma de ayudar a aumentar el número de abejas es plantar las flores silvestres correctas, proporcionando un mejor hábitat para que los polinizadores se dispersen, aniden y se reproduzcan. Y aunque los agricultores saben esto, lo que no está tan claro es qué especies de plantas son las más preferidas entre los diferentes polinizadores y cómo esto podría cambiar con el tiempo y en diferentes condiciones ambientales.
Los agricultores necesitan conocer esta información. Es más, prodríamos decir que, saberlo, es de vital importancia, no solo para salvar la población de abejas, sino también para salvarnos, en última instancia, a nosotros mismos.
Ahora que conocemos la importancia de conocer las flores silvestres preferidas de los polinizadores como las abejas, podremos comprender la relevancia del estudio llevado a cabo por el Earlham Institute de Reino Unido: aquí, un equipo de investigadores acaba de publicar un método de análisis rápido llamado ‘Reverse Metagenomics’ (RevMet) que puede identificar las plantas que visitan las abejas individuales usando el llamado MinION, un secuenciador de ADN portátil de Oxford Nanopore Technologies.
Una técnica que supone toda una revolución dado que, históricamente, los científicos suelen usar microscopía óptica para identificar los granos de polen recolectados por cada una de las abejas, una por una, que era un método poco práctico y que requería mucho tiempo. Así, este innovador método permite obtener una comprensión más precisa de localización de las abejas, para identificar sus plantas predilectas, sin la necesidad de una laboriosa inspección manual del polen.
El CSI de las abejas
Como si de un caso de medicina forense se tratara, la técnica puede identificar la cantidad de ADN del insecto presente en cada una de las muestras de polen, identificando así cuáles son las especies de plantas más visitadas por éstas.
El estudiante de doctorado Ned Peel, que realizó la investigación en el Grupo Leggett del EI, lo explica así en un comunicado de prensa: «A partir de una muestra mixta de polen, además de poder averiguar qué especies de abejas han visitado la planta a la que pertenece, también podemos medir la cantidad relativa de cada tipo de polen. Este tipo de análisis se puede aplicar, no solo para aumentar la población de los polinizadores, sino también para ayudarnos a mejorar de manera sostenible la producción de cultivos que dependen de los polinizadores».
En el trabajo, los investigadores analizaron 49 especies diferentes de plantas silvestres del Reino Unido.
Esta técnica no solo permite comprobar qué plantas les gusta polinizar a las abejas; también nos permite entender si ciertas flores silvestres compiten con las flores agrícolas por los polinizadores, o el comportamiento de los polinizadores en grandes áreas y tipos de tierra.
Por último, el método también podría usarse para estudiar otras muestras mixtas, como el estiércol, para el análisis de la dieta; y aire, para identificar el polen alergénico en el aire y los patógenos de cultivo.
Fuente: muyinteresante.es