El alineamiento de dos de las lunas de Júpiter, Europa e Ío, ha permitido observar con mayor claridad, gracias a la tecnología de imágenes infrarrojas, los fenómenos volcánicos que ocurren en la superficie de Ío. El cráter Loki Patera, que contiene un lago de lava activo, ha sido barrido por dos grandes ondas opuestas que han recorrido sus 200 kilómetros de diámetro.
Esta es la conclusión a la que ha llegado un equipo de astrónomos estadounidenses de la Universidad de California en Berkeley, que ha analizado las erupciones de este volcán, el más activo de todo el Sistema Solar. Los datos, publicados en la revista Nature recogen las observaciones astronómicas que se tienen de Ío en los últimos años.
Los investigadores han estudiado la luz infrarroja que emite esta luna volcánica de Júpiter, que ha sufrido un aumento progresivo de un extremo a otro del lago. Esto les ha llevado a concluir que la temperatura de la superficie del cráter se ha incrementado por un movimiento que sugiere el volcado de dos ondas de lava que se mueven para confluir, de oeste a este, a una velocidad de 1km al día.
Los datos para este estudio se obtuvieron en 2015, cuando Europa pasó frente a Ío. La superficie de agua helada de Europa, que se ve oscura por absorber la luz del sol, contrasta con la imagen brillante del área de Ío, que está compuesta por dióxido de sulfuro y emite en la longitud de onda del infrarrojo.
Ío es una luna que registra un gran vulcanismo. Tupan, Culann, Tvashtar, Ra, o Loki son algunos de los grandes cráteres volcánicos que por su forma irregular, a modo de cuenco, reciben el nombre de «Patera», del latín paterae, que significa precisamente cuenco.
Loki Patera, que recibe el nombre del dios de la mitología nórdica que representa el espíritu del fuego, es la mayor de las depresiones en la superficie de este tipo, y la zona caliente en la que se sitúa abarca hasta 21.500 kilómetros cuadrados.
Su cráter, que aloja un gran lago de lava y una isla fría en el centro, presenta erupciones cada 400 o 600 días, de ahí que sea considerado como el volcán más activo del Sistema Solar. «Si Loki Patera es un mar de lava, abarca un área que es más de un millon de veces la de un típico lago de lava en la Tierra», ha expresado, en nota de prensa, Katherine de Kleer, coautora de la investigación.
Las dudas sobre el origen de las erupciones volcánicas en la superficie de Ío se remontan a los años 70, cuando se observó por primera vez un cambio en el brillo del planeta en ciertas regiones. Los datos obtenidos por la nave Voyager 1 y 2, en 1979, o la misión Galileo a finales de los 90 han proporcionado imágenes detalladas de las zonas de patera que corroboran la hipótesis de que se trata de expulsiones de lava.
Nuevas aportaciones del Gran Telescopio Binocular
Ubicado en el monte Graham de Arizona, EEUU, el Gran Telescopio Binocular (LBT, de sus siglas en inglés) tiene dos espejos gemelos de 8,4 metros de ancho colocados uno al lado del otro. Su óptica avanzada corrige en tiempo real el efecto borroso de la atmósfera. Las imágenes que se obtienen de él son de gran precisión y superan, según qué longitud de onda, a las del telescopio espacial Hubble.
En 2015, este telescopio proporcionó las imágenes de gran calidad de dos puntos calientes dentro de Loki Patera. La ocultación de Ío por otra de las lunas de Júpiter, Europa, durante tan solo 10 segundos proporcionó sin embargo las condiciones necesarias para adquirir los datos y poder construir un mapa térmico mientras una parte del planeta permanecía oculta y la otra no. El alineamiento de los dos planetas mejoró la resolución de estas imágenes más de 100 veces.
Así es como se detectaron los cambios térmicos de la superficie del lago volcánico de Loki Patera y percibir la formación de dos ondas que bordearon su isla central y barrieron de lado a lado todo el cráter. «La velocidad a la que se mueven las dos ondas es diferente a los dos lados de la isla, lo que puede estar relacionado con la composición del magma o la cantidad de gas disuelto en él», ha afirmado De Kleer.
Fuente: elmundo.es