La oveja Dolly hizo historia de la biotecnología en 1996 cuando se convirtió en el primer animal clonado a partir de células somáticas adultas. Vivió hasta la edad de siete años, una edad joven para las ovejas, lo que llevó a los científicos a especular que su muerte prematura tuviera que ver con su clonación. Una nueva investigación muestra que ese no fue el caso.
Outstream Video
Toda esta historia se remonta a una conferencia que hizo una breve mención de una osteoartritis en la rodilla izquierda de Dolly, que apareció cuando tenía solo cinco años y medio. Las ovejas generalmente viven entre 10 y 12 años, por lo que cuando Dolly murió, antes de los siete años, los científicos calcularon que su muerte prematura y la artritis de aparición temprana estaban relacionadas de alguna manera con la clonación de animales. De hecho, pronto se dio por hecho que una consecuencia de la clonación fue una muerte temprana.
Una nueva investigación publicada en Scientific Reports desmiente estas sospechas iniciales, mostrando que las complicaciones de salud de Dolly no fueron el resultado de la clonación, y que las articulaciones desgastadas de Dolly no eran nada fuera de lo normal.
Los biólogos comenzaron a sospechar que este era el caso el año pasado después de un estudio de cuatro ovejas de ocho años de edad producidas a partir de la misma línea clonal que Dolly. Los investigadores descubrieron evidencias de osteoartritis leve en tres de las ovejas y osteoartritis moderada en una. El examen de los animales, conocidos como “Nottingham Dollies”, sugería que estos clones en particular envejecían normalmente, y que Dolly debió haber tenido algún tipo de anomalía.
Pero los científicos no se conformaron con eso.
“Nuestros hallazgos del año pasado parecían estar en desacuerdo con las preocupaciones originales en torno a la naturaleza y el alcance de la osteoartritis de Dolly, que se consideró envejecimiento prematuro”, dijo Kevin Sinclair, autor principal del nuevo artículo y profesor de biología del desarrollo en la Universidad de Nottingham, en un comunicado. “Sin embargo, nunca se realizó una evaluación formal e integral de la osteoartritis de Dolly. Por lo tanto, sentimos que era necesario dejar las cosas claras”.
Debido a que no se guardaron registros clínicos o radiográficos originales de Dolly, los investigadores tuvieron que realizar un nuevo examen radiográfico (como unos rayos X) en el esqueleto de Dolly, que se conserva en las colecciones de los Museos Nacionales de Escocia en Edimburgo. El equipo de Sinclair también examinó los huesos pertenecientes a Bonnie (la hija concebida naturalmente de Dolly), Megan y Morag (los primeros dos animales en ser clones de células diferenciadas o células madre pluripotentes).
Los resultados mostraron que la osteoartritis era más severa en estas ovejas más viejas en comparación con Dolly. Además, Dolly no presentaba signos obvios de osteoartritis en el hombro, el carpo o las articulaciones del corvejón cuando tenía seis años. La distribución general de la osteoartritis en Dolly era similar a la observada en ovejas clonadas de siete a nueve años.
“Encontramos que la prevalencia y la distribución de la [osteoartritis detectada a través de exploraciones radiográficas] era similar a la observada en ovejas concebidas de forma natural y nuestras ovejas clonadas sanas”, explica Sandra Corr, profesora de la Universidad de Glasgow y coautora del estudio. “Como resultado, llegamos a la conclusión de que las preocupaciones originales de que la clonación había causado la aparición temprana [de la osteoartritis] en Dolly carecían de fundamento”.
Dolly fue sacrificada en 2003 porque tenía una forma de cáncer de pulmón, que es bastante común entre las ovejas.
Fuente: Scientific Reports