El primer avistamiento de una exoluna se concretó en 2018, pero todavía no se ha confirmado
Los astrónomos han descubierto una segunda luna de gran tamaño que orbita un planeta similar a Júpiter, más allá de nuestro Sistema Solar. Si se confirma, el avistamiento podría significar que las exolunas son tan comunes en el Universo como los exoplanetas, y que son una característica habitual en los sistemas planetarios.
Un grupo de científicos de la Universidad de Columbia, en Estados Unidos, ha identificado señales convincentes de una posible exoluna de grandes dimensiones, orbitando el planeta Kepler 1708b. Se trata de un mundo extrasolar ubicado a 5.500 años luz de la Tierra, entre las constelaciones de Cygnus y Lyra. Es el segundo “candidato” a exoluna descubierto por los astrónomos.
Lunas más alla del Sol
Como sucede con nuestro satélite natural, los investigadores creen que los planetas que orbitan otras estrellas diferentes al Sol, llamados exoplanetas, también podrían disponer, en muchos casos, de lunas que giran a su alrededor. Si tenemos en cuenta que se han identificado hasta el momento más de 4.000 exoplanetas confirmados y existen más de 10.000 candidatos a exoplanetas por verificarse, queda claro que la cantidad de exolunas podría llegar a ser abismal.
Sin embargo, las exolunas son mucho más desafiantes que los planetas extrasolares para los científicos: es más complejo descubrirlas y mucho más difícil aún comprobar los avistamientos. En 2018, parte del equipo de astrónomos del Cool Worlds Lab de la Universidad de Columbia que participó del nuevo descubrimiento también había informado el hallazgo del primer candidato a exoluna. Cuatro años después, la primera luna extrasolar no ha podido ser confirmada aún según los parámetros científicos.
Ahora, un nuevo estudio publicado en la revista Nature Astronomy concluye que existen señales contundentes de la presencia de una luna de enormes dimensiones: denominada Kepler-1708 bi, posee una dimensión aproximada de 2,6 radios terrestres.
Según una nota de prensa, fue identificada luego de estudiar 70 exoplanetas gigantes y gaseosos: para confirmarla, se requerirán observaciones de diferentes telescopios espaciales. Es crucial eliminar otras posibilidades antes de verificar este tipo de descubrimiento, porque las señales pueden originarse en una fluctuación en los datos, provenir de la estrella anfitriona o incluso deberse a un ruido instrumental.
Un misterio a descifrar
Las exolunas han fascinado a los astrónomos en los últimos años. Además de ser una gran incógnita y de la complejidad de su identificación, los satélites de los exoplanetas tienen el potencial de revelar cómo y dónde pudo haber surgido la vida en el Universo. En ese sentido, las exolunas representan una pieza fundamental del rompecabezas que falta resolver para comprender los sistemas planetarios extrasolares. Al mismo tiempo, podrían aportar datos de gran importancia para saber si los mundos que orbitan pueden o no ser habitables.
Los dos candidatos a exolunas giran lejos de la estrella que domina el sistema: gracias a esto, pueden escapar del influjo de la gravedad que, de otra forma, las terminaría convirtiendo en “alimento” de la propia estrella. Además, ambas superlunas estarían compuestas por gas, que se ha acumulado bajo la atracción gravitacional causada por su enorme tamaño.
Por último, los investigadores creen que, si los avistamientos de exolunas comienzan a confirmarse, es posible que la existencia de estos satélites pueda ser algo habitual en muchos sistemas planetarios. De esta manera, la utilización de nuevas tecnologías y herramientas, que ampliarán nuestra mirada del Universo en las próximas décadas, podría conducir al descubrimiento de una gran cantidad de lunas fuera del Sistema Solar.
Fuente: Tendencias21