Se la conoce con el gracioso nombre de Gimpi gimpi o Yimpi yimpi, y como se puede ver en la foto, parece inofensiva. Pero su tercer nombre, el Aguijón del suicidio, nos da una pista de su verdadera naturaleza…
Parece uno simple arbusto que crece en el bosque, con sus bonitas hojas verdes acorazonadas. Pero es una de las plantas más venenosas del mundo. Puede matar a un perro o un caballo con solo tocarlo. E incluso a personas, si el contacto con las hojas es amplio. Con solo tocarlas produce un intenso dolor que puede durar semanas. Pero dentro de sus aguijones venenosos, esconde un tesoro: una nueva neurotoxina que se usará, paradójicamente, para aliviar el dolor.
Gimpi gimpi es una planta de la familia de los rosales que crece en algunas selvas tropicales de Australia e Indonesia. Sus hojas poseen una especie de pelillos de apenas 5 mm de longitud que en realidad son afilados aguijones que inyectan el veneno a quien se atreve a tocarlas.
Esta toxina es muy similar al veneno de las arañas, pero tiene una particularidad única: produce un dolor muy intenso, incluso insoportable, que dura semanas en algunas personas. Investigadores de la Universidad de Queensland, en Australia, han estado investigando la planta para descubrir qué es lo que causa un dolor tan duradero:
Y lo que han descubierto es una nueva neurotoxina, que no se conocía hasta ahora. La han puesto de nombre gimpitida, en honor a la planta.
Esta nueva toxina, como la del veneno de la araña o del caracol cónico, se pliega formando una estructura molecular en 3D que ataca los receptores del dolor. Estamos, por tanto, ante una auténtica planta venenosa.
Hasta ahora se pensaba que el dolor agudo que dura varios días lo producía los pelos con forma de aguijón de las hojas, al penetrar en la piel. Pero el estudio ha descubierto que en realidad se debe a que la toxina “cambia permanentemente los canales de sodio en las neuronas sensoriales”, provocando que el dolor dure tanto tiempo.
Hay pacientes que aseguran que lo siguen sintiendo después de varios años, y aunque hasta ahora no se tomaban muy en serio, este descubrimiento demuestra que la toxina modifica las neuronas sensoriales para siempre, por lo que sí es posible sentir el dolor durante años.
De la misma forma que el veneno de algunos animales se usa para matar virus y bacterías, e incluso curar el cáncer, los científicos que han llevado a cabo el estudio aseguran que esta neurotoxina puede servir para fabricar un medicamento para aliviar el dolor.
Una razón más para evitar la extinción de plantas y animales. De ellos se obtienen la mayoría de los medicamentos, y nunca se sabe cuando una planta o el veneno de un animal puede contener una sustancia única para aliviar el dolor o curar el cáncer, como se ha descubierto recientemente con el veneno de cierta abeja.
Fuente: computerhoy.com