En respuesta al estrés oxidativo o al daño en el material genético, las células pierden, de forma irreversible, la capacidad de dividirse. Este proceso, conocido como senescencia celular, contribuye al envejecimiento, así como a la aparición de enfermedades asociadas con la edad. Sin embargo, muchos de los factores que favorecen la senescencia permanecen aún por identificar.
Ahora, Nicholas A. Graham y su equipo, de la Universidad del Sur de California han descubierto una nueva pieza del rompecabezas: los nucleótidos que conforman el ADN. La revista Journal of Biological Chemistry publica el trabajo.
A pesar de no proliferar, la actividad metabólica de las células senescentes no cesa. Por ello, los científicos alimentaron células epiteliales humanas en cultivo con glucosa marcada con el isótopo de carbono 13. Tras monitorizar la radiación, detectaron que solo una pequeña fracción se incorporaba a la estructura de los nuevos nucleótidos. Para los investigadores, estos datos sugieren que las células envejecidas detienen la producción de los componentes básicos del ADN.
Pero ¿y si la reducción de la síntesis de nucleótidos fuera la causa, en lugar de la consecuencia? Experimentos realizados en células jóvenes y proliferativas confirmaron esta hipótesis. Graham y sus colaboradores trataron los cultivos celulares con triapine, un fármaco usado contra el cáncer que bloquea la formación de nuevas cadenas de ADN. Como resultado, las células entraron en estado de senescencia.
Según los autores, el hallazgo podría ayudar en el diseño de nuevos fármacos senóliticos, capaces de eliminar las células envejecidas y reducir el impacto de los años sobre la salud humana. No obstante, comparan la senescencia con una espada de doble filo. Por un lado, su supresión mantendría órganos y tejidos jóvenes durante más tiempo, pero también promovería el desarrollo del cáncer. Conservar la capacidad de entrar en un estado de no proliferación resulta esencial para evitar la progresión del tumor.
Así pues, los científicos destacan la reducción de la senescencia, mas no su eliminación completa, como objetivo último de su investigación. Empero, la clave del éxito radica en identificar aquello único y característico de las células envejecidas. Por consiguiente, concluyen que el presente trabajo les acerca un poco más a la meta.
Fuente: investigacionyciencia.es