15 siglos atrás, crearon carreteras, canales y embalses y erigieron pirámides cónicas de hasta 22 metros de altura
En la actual Bolivia, una civilización prácticamente desconocida se desarrolló por más de 4.500 kilómetros cuadrados en la profundidad del Amazonas y creó una cultura capaz de convivir armónicamente con su entorno por más de 900 años.
Millones de láseres disparados desde un helicóptero que volaba sobre la cuenca del Amazonas han revelado evidencia de asentamientos desconocidos construidos por una civilización prehispánica “perdida”: los hallazgos indican que el misterioso pueblo Casarabe, que vivió en la región de los Llanos de Mojos de la cuenca del Amazonas entre los años 500 y 1.400 después de Cristo, era mucho más numeroso de lo que se pensaba anteriormente y que había desarrollado una civilización rica y extensa.
De acuerdo a un nuevo estudio publicado recientemente en la revista Nature, los investigadores del Instituto Arqueológico Alemán descubrieron varios asentamientos desconocidos dentro de una red de carreteras, calzadas, embalses y canales que se centraba en dos asentamientos de gran magnitud de la cultura Casarabe, ahora llamados Cotoca y Landívar en la actual Bolivia.
Una civilización interconectada y avanzada en medio del Amazonas
Según explican los especialistas en un artículo publicado en Live Science, el sistema de comunicación creado permitía llegar de un asentamiento a otro en alrededor de una hora de caminata. Los descubrimientos indican que esta región del Amazonas estuvo muy densamente poblada en la época prehispánica, a diferencia de lo que se creía hasta hoy.
Estudios previos habían informado la existencia de restos arqueológicos y núcleos urbanos basados en la agricultura y localizados en áreas de bosques tropicales en el sudeste asiático, Sri Lanka y América Central, pero no existían evidencias sobre antiguas comunidades similares en esta zona de América del Sur, más allá de algunos grandes asentamientos interconectados en el sur de la Amazonia. En consecuencia, los sitios identificados pertenecientes a la cultura Casarabe obligan a poner en duda los modelos científicos al respecto.
La región de los Llanos de Mojos es una sabana tropical de tierras bajas, en el suroeste de la cuenca del Amazonas. Presenta estaciones húmedas y secas: en los meses más secos casi no llueve, pero durante la temporada de lluvias, entre noviembre y abril, gran parte del área se inunda durante meses. Los misioneros españoles en el siglo XVI solo encontraron comunidades aisladas viviendo en esa zona: debido a esto, los científicos supusieron que la población prehispánica del área había tenido las mismas características.
A pesar de esto, algunos investigadores comenzaron a dudar de la precisión de esta teoría e iniciaron estudios. Es así que se encontraron movimientos de tierra en la década de 1960, pero muchos científicos cuestionaron si realmente eran ruinas o solamente características naturales. Sin embargo, los últimos estudios confirmaron que los asentamientos más pequeños de Casarabe podrían haber sido el hogar de miles de personas: ya se conocen 24 núcleos urbanos, nueve de los cuales se descubrieron en el actual estudio, liderado por el arqueólogo Heiko Prümers.
Un nuevo tipo de urbanismo tropical
En sus conclusiones, los científicos describen que los sitios pertenecientes a la cultura Casarabe conformaron un denso sistema de asentamientos en cuatro niveles, en un área que abarcó aproximadamente un total de 4.500 kilómetros cuadrados. Cada uno de los núcleos más importantes controlaba un área de aproximadamente 500 kilómetros cuadrados. Los mismos estaban comunicados por una compleja red de caminos y carreteras.
La arquitectura cívico-ceremonial de estos grandes asentamientos incluye andenes escalonados, sobre los cuales se erigen estructuras en forma de U, formaciones rectangulares y pirámides cónicas de hasta 22 metros de altura. Aún se desconoce qué sentido tenían en el marco de la cosmovisión y las creencias de estos pueblos prehispánicos.
En tanto, la enorme infraestructura de gestión del agua, compuesta por canales y embalses, completa el sistema de asentamientos en un paisaje modificado por el ser humano, pero que al mismo tiempo mantenía una armonía con el exuberante entorno natural circundante. Los resultados del estudio indican que el patrón de asentamiento de la cultura Casarabe representa un tipo de urbanismo tropical que no había sido identificado hasta el momento en esa parte de América del Sur.
Fuente: Tendencias21