Un equipo de científicos desvela la ubicación exacta y el contexto astronómico de “La avenida de álamos al atardecer”
La obra “La avenida de álamos al atardecer”, pintada por Vincent van Gogh en 1884, ha sido objeto de fascinación durante décadas. Sin embargo, un reciente estudio dirigido por el astrónomo Donald Olson, de la Universidad Estatal de Texas, ha revelado detalles sorprendentes sobre su creación. Este análisis, que combina astronomía, historia y arte, ha permitido identificar la fecha y el lugar exactos que inspiraron al pintor neerlandés.
Gracias a métodos de arqueoastronomía, el equipo logró situar la escena en la calle Weverstraat, en Nuenen, Países Bajos, y determinar que fue pintada entre el 13 y 14 de noviembre de 1884. Este descubrimiento arroja nueva luz sobre la obsesión de van Gogh por capturar los detalles de la naturaleza y los fenómenos celestes.
La unión entre astronomía y arte
El estudio comenzó al identificar un fenómeno similar al conocido “Manhattanhenge”, donde el sol se alinea perfectamente con las calles de Nueva York. En la pintura de van Gogh, el sol también aparece alineado en el centro del camino, entre dos hileras de álamos. Este detalle llevó a los investigadores a considerar la posibilidad de un alineamiento solar específico en un lugar y fecha determinados.
Para llegar a estas conclusiones, Olson utilizó mapas históricos, cálculos astronómicos y correspondencia personal del pintor. En una carta fechada el 22 de octubre de 1884, van Gogh menciona el estado de los árboles y la llegada del frío, datos que resultaron cruciales para acotar el marco temporal de la obra. Posteriormente, un software planetario recreó la posición exacta del sol en esas fechas, confirmando que solo podía haberse alineado así el 13 o 14 de noviembre de ese año.
La calle Weverstraat: el escenario del cuadro
Tras definir la fecha, el equipo se enfrentó al desafío de identificar el lugar representado en la pintura. Utilizando mapas de la época y visitando archivos locales, concluyeron que la calle Weverstraat era la única con las características necesarias: una larga extensión recta orientada al suroeste, flanqueada por álamos y con la longitud suficiente para captar el efecto del sol en el horizonte.
Dos posibles ubicaciones adicionales, las calles Hoekstraat y Braakweg, fueron descartadas por su insuficiente extensión. Weverstraat, por otro lado, ofrecía todas las condiciones descritas en la obra, consolidándose como el escenario pintado por van Gogh durante sus últimos días de trabajo al aire libre antes del invierno, según la Texas State University.
La fascinación de van Gogh por la luz
El análisis también subraya la relación entre van Gogh y los fenómenos naturales. A diferencia de muchos artistas de su tiempo, prefería pintar al aire libre, capturando en tiempo real los detalles de la luz y el color. Este interés no solo se refleja en “La avenida de álamos al atardecer”, sino también en obras posteriores como “Noche estrellada sobre el Ródano”.
El descubrimiento de Olson destaca cómo van Gogh integraba su entorno inmediato en sus pinturas, prestando atención minuciosa a elementos como el ángulo de la luz solar y los cambios estacionales. Esto no solo añade una capa de complejidad a su obra, sino que también refuerza su legado como uno de los artistas más conectados con la naturaleza.
Un legado eterno para el arte y la ciencia
Más de 130 años después, Weverstraat sigue siendo un camino pintoresco en Nuenen, atrayendo a admiradores del pintor que buscan conectar con su visión del mundo. Este estudio no solo resuelve un misterio histórico, sino que también demuestra cómo el arte y la ciencia pueden colaborar para desvelar secretos del pasado.
El trabajo de Olson y su equipo es un recordatorio de que, incluso siglos después, las obras de van Gogh siguen revelando nuevas facetas, inspirando a generaciones a explorar las conexiones entre la creatividad y el universo. Este hallazgo añade una dimensión única a la forma en que entendemos y apreciamos el genio del maestro neerlandés.
Fuente: cronista.com