Todos los cristales —de la sal de mesa al cristal de roca— se pueden clasificar por lo normal en cuatro clases de simetría. Solo los cuasicristales son una excepción, pues exhiben ejes de simetría quinaria (es decir, bajo rotaciones de 72 grados). En 1982, Daniel Schechtman, que recibiría el premio Nobel por ello, los creó artificialmente por primera vez; se los encontraría en la naturaleza solo mucho después. Y hasta el día de hoy son sumamente raros. Luca Binde, de la universidad de Florencia, y su equipo ha informado ahora, en Nature Scientific Reports, de la tercera ocasión en que se ha encontrado un cuasicristal natural. Los geólogos han podido aislar la variante en un fragmento de meteorito de los montes Koryak, de la península de Kamchatka, e investigarla. “La estructura de la muestra tiene la simetría quinaria de un icosaedro, comparable a la estructura de un balón de fútbol”, según el coautor Paul Steinhardt, físico de la Universidad de Princeton.
Como los otros dos ejemplos conocidos de cuasicristales naturales, se trata de un mineral de aluminio, hierro y cobre, aunque en cada caso la composición es diferente. Estos cuasicristales se formaron en el espacio y no durante la caída del meteorito a través de la atmósfera. Cabe pensar, por ejemplo, en una colisión cósmica de meteoritos, en la que durante breve tiempo se generarían presiones extremas y temperaturas de hasta 1200 grados. El material rocoso que contenía los metales se fundiría y endurecería de nuevo rápidamente en la frialdad del universo, y de ese modo se formaría la simetría quinaria. Los otros cuasicristales naturales que se conocen proceden también de los montes Koryak. Debe decirse, sin embargo, que pocos meteoritos han sido hasta ahora estudiados sistemáticamente en busca de cristales así.
Fuente: scientificamerican.com