Un asteroide, actualmente enclavado en la órbita de Júpiter, ha sido identificado como el primer objeto conocido que ha sido capturado de otro sistema estelar.
El objeto conocido como Oumuamua fue el último intruso interestelar en aparecer en los titulares en 2017. Sin embargo, era solo un turista que pasaba, mientras que este antiguo exoesteroide –(514107) 2015 BZ509– es un residente de larga duración.
Todos los planetas de nuestro Sistema Solar y la gran mayoría de otros objetos también viajan alrededor del Sol en la misma dirección. Sin embargo, el 2015 BZ509 es diferente: se mueve en la dirección opuesta en lo que se conoce como una órbita «retrógrada».
«La forma en que el asteroide se movió de esta manera mientras compartía la órbita de Júpiter hasta ahora ha sido un misterio», explica en un comunicado Fathi Namouni, autor principal del estudio, publicado en Monthly Notices of the Royal Astronomical Society: Letters.
«Si 2015 BZ509 fuera un nativo de nuestro sistema, debería haber tenido la misma dirección original que todos los otros planetas y asteroides, heredados de la nube de gas y polvo que los formó».
Sin embargo, el equipo realizó simulaciones para rastrear la ubicación de 2015 BZ509 desde el nacimiento de nuestro Sistema Solar, hace 4.500 millones de años cuando terminó la era de la formación de planetas. Estos muestran que 2015 BZ509 siempre se ha movido de esta manera, por lo que no podría haber estado allí originalmente y debe haber sido capturado desde otro sistema.
La inmigración de asteroides desde otros sistemas estelares ocurre porque el Sol se formó inicialmente en un cúmulo estelar muy compacto, donde cada estrella tenía su propio sistema de planetas y asteroides», comenta Helena Morais, la otra integrante del equipo.
«La proximidad de las estrellas, ayudada por las fuerzas gravitatorias de los planetas, ayuda a estos sistemas a atraer, eliminar y capturar asteroides entre sí».
El descubrimiento del primer inmigrante asteroide permanente en el Sistema Solar tiene implicaciones importantes para los problemas abiertos de la formación de planetas, la evolución del sistema solar y posiblemente el origen de la vida misma.
Comprender exactamente cuándo y cómo se colocó el 2015 BZ509 en el Sistema Solar proporciona pistas sobre el vivero de estrellas original del Sol y sobre el posible enriquecimiento de nuestro entorno primitivo con los componentes necesarios para la aparición de la vida en la Tierra.
Fuente: europapress.es