Investigadores europeos han localizado el espacio donde se generan y circulan los pensamientos: es el circuito neuronal que permite la orientación espacial y la navegación, también conocido como GPS del cerebro.
Este GPS, que implica a neuronas del hipocampo y de la corteza entorrinal, es el que dirige y orienta nuestros pensamientos, el factor desconocido hasta ahora que explicaría, por fin, cómo pensamos los seres humanos.
El descubrimiento es fruto de una colaboración entre investigadores del Instituto Max Planck para las Ciencias Cognitivas Humanas de Leipzig y del Instituto Kavli de Trondheim (Noruega), así como del Premio Nobel de Medicina, Edvard Moser, galardonado en 2014 por sus descubrimiento del GPS del cerebro.
Estos investigadores se apoyan en evidencias científicas previas para formar una teoría del pensamiento humano. La teoría comienza apoyándose en los trabajos de Moser, que recibió el Nobel de Medicina (junto a su entonces esposa, May Britt, y al neurocientífico John O’Keefe) “por sus descubrimientos de las células que constituyen un sistema de posicionamiento en el cerebro”.
Moser y Britt descubrieron un patrón de la actividad neuronal en una parte del cerebro llamada la corteza entorrinal, una especia de interfaz entre el hipocampo y el neocórtex, cuando unas ratas de laboratorio se movían dentro de un espacio cerrado.
Comprobaron que unas neuronas específicas se activaban según se desplazaban las ratas y constituían un sistema de coordenadas que les permitía la navegación espacial. Habían descubierto que los roedores tienen un GPS que les orienta en sus movimientos.
GPS de conceptos y símbolos
Investigaciones posteriores confirmaron no sólo que ese GPS cerebral existe también en los seres humanos, sino que se activa asimismo cuando aprendemos nuevos conceptos y símbolos.
A partir de esas investigaciones, los autores de este estudio concluyen que nuestro cerebro organiza los pensamientos de la misma forma que los objetos de un espacio: forma espacios cognitivos llenos de mapas que nos sirven de orientación tanto para navegar por el mundo de los objetos como por el de las ideas.
En consecuencia, el GPS cerebral no sólo es una brújula que nos orienta en el espacio, sino también en el mundo de las ideas. Por ello es un sistema clave en los procesos de pensamiento.
Los humanos usamos los mapas formados en los espacios cognitivos para establecer relaciones y decidir cuál es el mejor trayecto a seguir en un escenario físico. Pero también para deducir conceptos útiles para la supervivencia: si ya sabemos lo que es un tigre, un león o una pantera, pero nunca hemos visto un leopardo, si nos lo tropezamos, por asociación lo clasificaremos en un nivel de peligro similar a los de un tigre o león y reaccionaremos en consecuencia para salvar la vida.
Mapa geográfico y mental
Para este razonamiento, el cerebro se ha valido del GPS: nuestro conocimiento está organizado en el cerebro de manera espacial, al igual que un mapa mental de datos geográficos.
«Creemos que el cerebro almacena información sobre lo que nos rodea en los llamados espacios cognitivos. Almacena no solo los datos geográficos, sino también las relaciones entre los objetos y la experiencia», explica Christian Doeller, autor principal del estudio, en un comunicado.
Los espacios cognitivos son como tarjetas internas en las que mentalmente organizamos y almacenamos la realidad compleja. Cada objeto, ya sean personas u objetos, tiene diferentes propiedades que se pueden organizar a lo largo de escalas.
«Si pienso en coches, puedo ordenarlos de acuerdo con su potencia y el peso del motor: por ejemplo, tendríamos coches de carreras con motores potentes y de bajo peso, o caravanas con motores pesados y débiles», añade Doeller.
“Pero también podemos pensar en nuestra familia y en nuestros amigos de una manera similar: por ejemplo, sobre la base de su altura, sentido del humor o ingresos, codificándolos como máximos o mínimos, ingeniosos o carentes de sentido del humor, ricos o no». Así es como el navegador interno organiza los pensamientos, según estos científicos.
Fuente: tendencias21.net