Un estudio filogenético comparativo arroja luz sobre cómo los terópodos (dinosaurios saurisquios, caracterizado por sus huesos huecos y sus extremidades con tres dedos funcionales) evolucionaron hacia diferentes tamaños, ya que en algunos de ellos, el crecimiento parecía no detenerse hasta estadios muy tardíos de la vida, por tal razón había gigantes y enanos.
Ahora, un equipo internacional de investigadores, liderado por Michael D. D’Emic, del Stony Brook University (EE. UU.), en colaboración con instituciones argentinas como el CONICET y la Universidad Nacional de Río Negro (UNRN), entre otras, acaba de presentar el primer análisis comparativo filogenético que, examina las estrategias de desarrollo que explicarían la evolución del tamaño del cuerpo de estos terópodos no avianos.
Los dinosaurios terópodos, que aparecieron hace más de 230 millones de años, caminaban en dos patas y llegaron a desarrollar una gran diversidad de tamaños. Sus dimensiones iban desde el gigantismo —con tamaños que no ha alcanzado ningún otro depredador terrestre— a especies en miniatura, como Anchiornis huxleyi, que vivió a finales del periodo Jurásico y pesaba poco más de 100 gramos y medía unos 30 centímetros de longitud. Aunque las aves son descendientes directas de los celurosaurios, un clado (estadística de árbol filogenético) de estos animales arcaicos, hubo otros que no tuvieron “herederos”. Se trata de los terópodos no avianos.
El trabajo, publicado esta semana en la revista Science, permite entender la dinámica de la evolución, a través de mecanismos heterocrónicos, es decir, de la velocidad y el ritmo a la que se produce el desarrollo de una especie. En este caso, han estudiado las diferencias de ritmos de crecimiento y su duración, en alrededor de medio centenar de especies extintas.
Los científicos lograron reconstruir estados ancestrales de tasa de crecimiento y masa corporal, en un conjunto de datos taxonómicamente ricos. Gracias a esas mediciones, encontraron una nueva llave para entrar a ese mundo natural desaparecido.
De esta forma, saben que, dentro de un mismo linaje de dinosaurios carnívoros, si bien las estrategias de crecimiento eran diferentes, porque se daban formas primitivas (de crecimiento lento, pero sostenido en el tiempo), y modos más avanzados (de crecimiento rápido que se detenía en un momento dado de la vida), ambos estilos de crecer, aparecen distribuidos, de manera equitativa, en la evolución.
Fuente: SINC