Un grupo de investigación de la Universidad de Bolonia, en Italia, ha desarrollado un nuevo protocolo experimental no invasivo para alterar la memoria de las experiencias de miedo aprendidas, allanando el camino para que los tratamientos superen los eventos traumáticos, según publican en la revista ‘Current Biology’.
Se trata de un protocolo innovador que combina el acondicionamiento del miedo, un estímulo asociado con algo desagradable, que induce una memoria negativa, y la neuroestimulación de un sitio específico de la corteza prefrontal.
Este proceso altera la percepción de un evento desagradable (aversivo) para que ya no genere miedo. “Este protocolo experimental que combina la estimulación transcraneal y la reconsolidación de la memoria nos permitió modificar una memoria aversiva que los participantes habían aprendido el día anterior”, explica Sara Borgomaneri, investigadora de la Universidad de Bolonia y primera autora del estudio.
“Este resultado tiene repercusiones relevantes para comprender cómo funciona la memoria –añade–. Incluso podría conducir al desarrollo de nuevas terapias para tratar los recuerdos traumáticos”.
El enfoque principal del grupo de investigación es el proceso de reconsolidación. Este proceso mantiene, fortalece y altera aquellos eventos que ya están almacenados en nuestra memoria a largo plazo.
“Cada vez que se recuerda un evento en nuestra memoria, hay un período de tiempo limitado en el que puede modificarse –explica Simone Battaglia, investigadora y coautora de este estudio–. El protocolo que desarrollamos aprovecha esta breve ventana de tiempo y, por lo tanto, puede interferir con el proceso de reconsolidación de los recuerdos aversivos aprendidos”.
Los investigadores utilizaron TMS (estimulación magnética transcraneal) para “borrar” el miedo inducido por una memoria negativa. Con una bobina electromagnética colocada en la cabeza del participante, la TMS crea campos magnéticos que pueden alterar la actividad neuronal de áreas cerebrales específicas.
Se trata de un procedimiento no invasivo que no requiere cirugía ni ninguna acción sobre el participante y por esta razón está muy extendido en la investigación, así como en la clínica y los programas de rehabilitación.
“Con la TMS podríamos alterar el funcionamiento de la corteza prefrontal, que resultó ser fundamental en el proceso de reconsolidación de recuerdos aversivos –apunta Sara Borgomaneri–. Gracias a este procedimiento, obtuvimos resultados que hasta ahora solo eran posibles entregando medicamentos a los pacientes”.
El grupo de investigación desarrolló este protocolo a través de un ensayo con 98 personas sanas. Todos los participantes habían aprendido una memoria aversiva y al día siguiente se sometieron a una sesión de TMS sobre la corteza prefrontal.
“Primero, creamos la memoria aversiva combinando una estimulación desagradable con algunas imágenes –explica Borgomaneri–. Al día siguiente, presentamos a un grupo de participantes con el mismo estímulo, que, en su memoria, se registró como aversivo. Usando TMS inmediatamente después, interferimos con su actividad de corteza prefrontal”.
Para probar la efectividad del protocolo, otros grupos de participantes se sometieron a TMS sin que se recordara su memoria aversiva (no se activó la reconsolidación), y algunos otros grupos fueron estimulados con TMS en áreas cerebrales de control, no involucradas en la reconsolidación de la memoria.
En ese punto, lo único que quedaba por hacer por los investigadores era evaluar la efectividad de TMS. Esperaron otro día y una vez más probaron cómo reaccionaron los participantes cuando se recordó el recuerdo aversivo. Y obtuvieron resultados alentadores.
Los participantes que tenían su actividad de la corteza prefrontal inhibida por TMS mostraron una respuesta psicofisiológica reducida al estímulo desagradable y recordaron el evento (memoria explícita) pero su efecto negativo se redujo sustancialmente.
“Este ensayo demostró que es factible alterar la persistencia de recuerdos potencialmente traumáticos. Esto puede tener repercusiones cruciales en los campos de la rehabilitación y la medicina clínica”, dice el profesor Giuseppe di Pellegrino, quien coordinó el estudio.
“Estamos tratando con una nueva técnica que puede emplearse en diferentes contextos y puede asumir una variedad de funciones, comenzando por el tratamiento del TEPT, que será el enfoque de nuestro próximo estudio”, adelanta.
Fuente: infosalus.com