Las personas que experimentan anhedonia social tienen dificultades para sentir el placer y la recompensa interpersonal derivados de las relaciones sociales. Un grupo de investigación liderado por la Universidad Complutense de Madrid ha demostrado por primera vez la relación entre esta situación y la ausencia de placer por la música, convirtiéndose esta en potencial herramienta para detectar este tipo de anhedonia
Las personas que no experimentan placer hacia la música tienden a no disfrutar de otros estímulos y situaciones de la vida cotidiana como las relaciones sociales, según una investigación de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y la Universidad Internacional de la Rioja (UNIR) que convierte a la música en predictora de la anhedonia social.
El trabajo, publicado en Studies in Psychology, demuestra que la falta de sensibilidad musical se relaciona con la anhedonia social: cuanto mayor es la incapacidad de disfrutar con las relaciones sociales, menor es la capacidad para hacerlo con la música, y viceversa.
“Con este estudio se pretende dar a conocer el modo en que la música puede contribuir en el desarrollo emocional durante la vida del ser humano, concretamente durante la etapa evolutiva adolescente, pudiendo desempeñar un papel esencial en la regulación de las reacciones emocionales intrínsecas a la anhedonia”, destaca Jesús Mª Alvarado, investigador principal del grupo Psicología Cognitiva: Medición y Modelización de Procesos de la UCM.
Más música en los centros, mejor integración
Para llevar a cabo el estudio, los investigadores crearon seis composiciones musicales inéditas para evocar emociones básicas. 153 profesionales de la música y 303 estudiantes evaluaron su nivel de arousal (nivel de activación o excitación) y valencia (placer que evocan los fragmentos musicales), pudiéndose constatar una alta consistencia entre los resultados de ambos grupos.
Posteriormente, mediante un modelo de ecuaciones estructurales, se observó una alta correlación estadísticamente significativa entre las medias latentes de valencia y la Escala de Placer Anticipatorio y Consumatorio (ACIPS) utilizada para medir niveles de anhedonia social.
La anhedonia, explican los investigadores, se observa en trastornos como el del espectro autista o la esquizofrenia. Se trata de un constructo relacionado con la dificultad para procesar adecuadamente estímulos emocionales y procesos de recompensa, considerado un factor desadaptativo caracterizado por la pérdida de placer. La anhedonia social, en concreto, es concebida como la falta de interés o disminución de habilidades para experimentar placer y recompensa interpersonal en las relaciones sociales.
Partiendo de investigaciones previas desde las que se incide en que la música es un estímulo que puede producir tanto placer como el dinero, el sexo o la comida. “Consideramos que las conclusiones derivadas de estas investigaciones pueden aportar bases teóricas sólidas que permitan replantear estrategias de intervención desde algunas disciplinas como la musicoterapia o en ámbitos educativos, comunitarios o de la salud”, añade María García, investigadora de cuya tesis doctoral forma parte esta investigación.
Además, los autores del estudio están convencidos de que “aumentar la escucha de la música y la práctica instrumental en los centros educativos puede ayudar a manejar problemas de aislamiento social que a la postre pueden generar problemas de acoso”.
Fuente: SINC