Los ritmos musicales no solo despiertan emociones, sino que impulsan un aumento en la actividad cerebral y permiten la recuperación de pacientes con patologías neurológicas. Cómo se aplica y cuáles son los últimos avances
Tristeza, soledad, angustia, felicidad, ansiedad. Estos son solo algunos de los sentimientos que un tema musical pueden reflejar. Sin embargo, la música no solo representa emociones, sino que, además, influye positivamente en el cerebro. Según los expertos, incluso puede convertirse en una herramienta terapéutica y estimulante para algunas regiones cerebrales lesionadas por traumatismos o accidente cerebrovascular (ACV), por nombrar algunas dolencias.
Gabrielle Giffords, una congresista demócrata norteamericana que recibió un impacto de bala en la cabeza mientras realizaba un acto público en 2011, es un ejemplo claro de cómo la música puede convertirse en una herramienta terapéutica. Es que por ese atentado, que provocó la muerte de otras 18 personas, la legisladora sufrió lesiones cerebrales que le provocaron afasia, una patología neurológica que afecta el habla.
Hoy, a más de 10 años de ese momento, en distintas piezas de opinión publicadas en medios masivos de comunicación de Estados Unidos, recordó su camino hasta volver a caminar, hablar y hasta postularse para un nuevo mandato, ya que fue la música la herramienta que le permitió recuperar su capacidad neurológica. Al igual que le ocurrió a la congresista, a lo largo y ancho de planeta se suman evidencias que respaldan el uso de la música como tratamiento. Incluso, cada vez son más las voces de expertos a favor de su aplicación, ya que “nada activa tanto al cerebro como la música”.
La música y el cerebro: cómo se aplican los ritmos en la recuperación neurológica, según los expertos
Los tratamientos donde es la música la responsable de “sanar o mejorar” a las personas son denominados como musicoterapia y son impartidos por especialistas: los musicoterapeutas. En ellos, el experto junto al paciente establecen objetivos terapéuticos orientados a la rehabilitación o estimulación de las distintas áreas del cerebro, como son: la cognitiva, la social, la emocional, la motora y/o la comunicacional.
La doctora Wendy Magee, profesora asociada de la carrera de musicoterapia de Temple University en Philadelphia, Estados Unidos y una de las profesionales más reconocidas a nivel mundial en esta disciplina terapéutica, había destacado durante una entrevista con Infobae que “la musicoterapia es una disciplina que permite trabajar con personas que tengan algún problema motor, cognitivo o sensorial; y se puede practicar a lo largo de toda la vida”.
“Durante la sesión de musicoterapia usamos la música de diferentes maneras. Se utiliza una variedad de música pero especialmente aquella que es muy particular para el paciente. A veces buscamos ver que la persona está intentando mover la boca para decir ‘hola’, o que llora porque escucha su canción favorita, o que gira cabeza hacia donde viene la melodía a modo de respuesta. Siempre buscamos, aunque sea, una pequeña respuesta”, había resaltado la experta.
En ese sentido, María Inés Buongiorno, licenciada en Musicoterapia (UBA) y terapeuta certificada en el Método Bonny de Imaginería Guiada con Música por el Atlantis Institute (USA) Fellow de la Association for Music and Imagery, señaló a este medio que, además, “desde la musicoterapia como disciplina del campo de la salud, utilizamos la conexión de la música con las imágenes, o de las imágenes que pueden surgir a partir de la escucha musical, para trabajar en procesos que tienen objetivos terapéuticos”.
“La música puede generar e inducir emociones positivas (alegría, optimismo, serenidad), fundamentales para el bienestar; así como regular estados emocionales displacenteros y reducir el estrés y la ansiedad, al promover la respuesta tanto de relajación como de activación, según lo que cada uno necesite al momento de escucharla”, había explicado a Infobae la licenciada Jorgelina Benavidez, musicoterapeuta del Equipo de Musicoterapia de INECO.
Al tiempo que Buongiorno agregó que es “a partir de estar en un estado de relajación y de la escucha de música previamente seleccionada que se propicia la conexión de la persona con su imaginería espontánea. Ese proceso actúa como comunicador del proceso interno de la persona y puede llegar a representar recuerdos, fantasías, emociones e información significativa para la persona. Es justamente una forma de reflejar en el mundo interno de la personas y permitirle a la persona percibir desde otra perspectiva. Este recurso la musicoterapia lo toma para trabajar con recursos terapéuticos”.
Las voces a favor del uso de la música como herramienta terapéutica neurológica no se acotan a una sola especialidad. El neurólogo y director médico del Instituto de Neurología Buenos Aires, Alejandro Andersson, se expresó en el mismo sentido y le señaló a Infobae que “la vía auditiva conduce la música desde el oído hasta la corteza cerebral auditiva, que la interpreta y le da intelectualidad. Y así la proyecta al sistema límbico, para darle, por ejemplo, la emoción musical”.
“Según estudios de investigación -en donde se utilizó música que no necesariamente era de preferencia de los participantes para medir su impacto en los sistemas cardiovascular y respiratorio -se observó que el énfasis de la música y las frases rítmicas son ‘seguidas’ consistentemente por variables fisiológicas; o sea, que las respuestas autónomas (frecuencia respiratoria, ritmo cardíaco) se sincronizaron con la música”, había resaltado a este medio la licenciada Agustina Santos, miembro del Equipo de Musicoterapia de INECO.
Aumenta la evidencia científica que respalda a la música como tratamiento neurológico
En un reciente estudio, científicos de la Universidad del Noreste (Boston – EEUU) señalaron que los adultos mayores que escuchaban cortes de su música favorita, incluidos los Beatles, lograban que la conectividad de su cerebro aumentara. Según explicó Psyche Loui, profesora asociada de música de la casa de altos estudios, gracias a los ritmos musicales se logró una “conectividad funcional entre el sistema auditivo y el de recompensa, y es por eso que la música es tan especial y es capaz de aprovechar estas funciones cognitivas aparentemente muy generales”.
Particularmente, la directora del Laboratorio de Imágenes Musicales y Dinámica Neural explicó que centraron su trabajo en los adultos mayores y las personas que sufren demencia y resaltó que los ritmos musicales parecen “involucrar al cerebro de esta manera que es diferente a todo lo demás”. En ese sentido, la experta señaló que lograron identificar cómo la música creaba un canal auditivo directamente a la corteza prefrontal medial, la cual “pierde su actividad y conectividad funcional en los adultos mayores, especialmente en las personas con demencia”.
Asimismo, la experta destacó que “la lección más importante que aprendimos del musicoterapeuta fue que no existe una talla única para qué tipo de música funciona mejor”, al tiempo que advirtió que este es solo el comienzo. “Estamos tratando de diseñar estas nuevas terapias para aprovechar las propiedades rítmicas de la música y las propiedades rítmicas del cerebro“, dijo Loui. Y concluyó: “La sintonización de las poblaciones neuronales hacia las señales acústicas de la música podría ser útil para mejorar cognición”.
Fuente: infobae.com