Artículo del blog Cierta Ciencia, de la genetista Josefina Cano, que recomendamos por su interés.
Para los buscadores del origen del mundo natural, ese mundo estaba ligado al estudio de lo material, de los seres vivos. Pero para los cristianos medievales, esta idea podía llevar a propuestas peligrosas. La naturaleza era una creación de Dios y todos los naturalistas deberían contar la historia en los términos del Génesis, que defendía la inmutabilidad de los organismos vivos.
Y esta idea se mantuvo arraigada en el pensamiento de naturalistas y pensadores del siglo XIX hasta que Darwin la invalidó y sustituyó con su propuesta de la evolución por el mecanismo de la selección natural. No lo tuvo fácil. Pasó mucho tiempo antes de que se descartase esa idea de que todas las especies se irradiaban hacia afuera a partir de un núcleo original de creación divina.
Atormentado por la trascendencia brutal de sus descubrimientos (“es como confesar un gran pecado”, diría), se demoró un buen tiempo en darlos a conocer. No era para menos, estaba echando abajo toda una corriente de pensamiento, toda una estructura monolítica de cómo concebir la naturaleza.
Fuente: noticiasdelaciencia.com