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Dan a conocer las diez nuevas especies más impactantes del año

Dan a conocer las diez nuevas especies más impactantes del año

Lo grande y lo pequeño, lo bello y lo extraño se encuentran entre los animales, plantas y microbios recién descubiertos y que han sido elegidos para engrosar la lista anual de las diez nuevas especies más importantes (entre las 18.000 que se nombran anualmente). Cada año el comité liderado por el doctor Quentin D. Wheeler, del International Institute of Species Exploration (IISE), elabora esta lista que celebra el aniversario de Linneo, el padre de la taxonomía moderna, y nos recuerda la importancia que tiene conocer y clasificar la biodiversidad, al mismo tiempo que llama la atención sobre el número de especies que desaparecen cada año, estimadas en unas 20.000.

En la selección de este año encontramos desde un inmenso árbol de 40 metros, a un pequeño organismo unicelular, dos escarabajos, que se suman al orden más numeroso de especies de todos los seres vivos, o una bacteria que está cubriendo el material que quedó depositado en el fondo marino de la isla canaria de El Hierro tras la erupción de 2011. Se incluye también una nueva especie de orangután en Sumatra (Indonesia) y el fósil de un león marsupial que vivió en Australia hace unos 23 millones de años. También hay dos habitantes de los océanos: un pez de las profundidades del océano Pacífico y un anfípodo brillante de las frías aguas del océano Antártico.

Una alfombra para cubrir el volcán

Cuando el volcán submarino Tagoro estalló frente a la costa de El Hierro en 2011, aumentó abruptamente la temperatura del agua, disminuyó el oxígeno y liberó cantidades masivas de dióxido de carbono y sulfuro de hidrógeno, eliminando gran parte del ecosistema marino. La primera colonizadora de esos depósitos que dejó la erupción volcánica es una bacteria (Thiolava veneris) que produce estructuras largas y parecidas a pelos que, a modo de alfombra, cubren una superficie de unos 2.000 metros cuadrados alrededor de la cima recién formada del volcán Tagoro, a unos 130 metros de profundidad.

No es la primera vez que una especie de nuestro territorio entra en esta lista de mejores hallazgos: en 2012 fue nominada una avispilla parásita de la Comunidad de Madrid. Aunque la bacteria volcánica hallada en los fondos submarinos de la isla canaria de El Hierro bien puede ser el preludio de otras muchas especies nuevas que “aún no sabemos bien cómo ubicarlas en el árbol de la vida”, apunta Antonio García Valdecasas, investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales, del CSIC, quien participa en el comité de selección.

Pez baboso en las profundidades

En el oscuro abismo de la Fosa de las Marianas en el Pacífico occidental, el lugar más profundo de los océanos, es donde se ha encontrado esta especie (Pseudoliparis swirei) menor de 10 centímetros que parece ser uno de los depredadores de su hábitat. Fue capturado a profundidades de entre 6.800 y 8.000 metros. Además de que esta profundidad está “muy cerca de ese límite fisiológico de 8.200 metros donde se considera que los peces ya no pueden sobrevivir, lo alucinante es que sea una especie de vertebrado, un pez”, explica García Valdecasas.

Árbol gigante en Brasil

Pese a medir más de 40 metros de altura y sobrepasar el dosel de las masas arbóreas donde habita, bosques semicaducifolios atlánticos de Brasil, este gigante acaba de ser descrito. Pertenece al género de leguminosas Dinizia. Actualmente solo se han localizado 25 ejemplares en la Reserva Natural Vale de este árbol cuyo peso se estima que puede llegar a las 60 toneladas. Y es que, aunque acaba de ser descrita, ya nace amenazada. “El número de ejemplares de sus poblaciones, en constante disminución por la actividad humana, supone un grave riesgo para su supervivencia, al igual que ocurre con la nueva especie de orangután descubierta en Sumatra”, afirma Valdecasas.

El escarabajo que vive en la hormiga

El escarabajo Nymphister kronaueri, de menos de dos milímetros de longitud, vive camuflado entre hormigas, agarrándose al abdomen de una hormiga obrera cuando la colonia necesita trasladarse. Por eso el tamaño, forma y color del cuerpo del escarabajo es igual al del abdomen de una hormiga obrera.

Nueva especie de orangután

Una población aislada en el límite del rango meridional de los orangutanes de Sumatra, en Batang Toru, ha sido descrita como una especie diferente (P. tapanuliensis), de tamaño algo menor al de otros orangutanes. A día de hoy, este gran simio es el más amenazado del planeta. Se estima que solo quedan alrededor de 800 individuos en un hábitat fragmentado de unos 1.000 km2 aproximadamente.

Un crustáceo en aguas australes

Nombrado a partir del personaje creado por Víctor Hugo, Epimeria quasimodo es un pequeño crustáceo de unos 5 centímetros de longitud, que luce un exoesqueleto tan curvado que hace que parezca que tiene joroba.

Nueva planta en Japón

Descubrir una nueva planta en Japón siempre genera mucha expectación ya que es un área muy bien documentada. La mayor particularidad de S. sugimotoi, con una altura de unos 10 centímetros y unas hermosas flores, es su condición de heterótrofa, es decir, que no se alimenta por medio de la fotosíntesis, sino que logra su sustento a partir de otros organismos.
León marsupial de hace 23 millones de años.

Gracias al material fósil recuperado por paleontólogos de la Universidad de Nueva Gales del Sur, se ha podido determinar que este león marsupial (Wakaleo schouteni), que pesaba unos 25 kilos y pasaba la mayor parte del tiempo subido a los árboles, vivió en Australia en el Oligoceno tardío. Sus dientes sugieren que era omnívoro.

Escarabajo sin ojos ni alas

Vive en cuevas en Duan, al sur de China, y como otros escarabajos que se adaptan a la vida en el interior oscuro y húmedo de las cuevas, ha perdido las alas funcionales, los ojos y la pigmentación. Xuedytes bellus es una adición espectacular a la fauna que habita las cuevas.

Un pequeño protista unicelular

Descubierto en un acuario tropical de San Diego (Estados Unidos), por lo que se desconoce su origen en la naturaleza, este organismo unicelular (Ancoracysta twista) tiene tantos genes en su genoma mitocondrial que podría dar pistas sobre cómo comenzaron a evolucionar los primeros organismos eucariotas.

Fuente: abc.es/ciencia

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