La respuesta convencional es que necesita algo más de ocho minutos en recorrer los casi 150 millones de kilómetros que separan la Tierra del Sol. Pero la pregunta tiene trampa, porque en realidad también hay que tener en cuenta lo que tarda la luz desde que se genera en las profundidades del Sol -el núcleo- hasta que llega a su superficie. Y entonces la respuesta cambia de forma radical: no hablamos de minutos, ni horas, ni días, ni semanas, ni meses, sino de años. Miles de años.
Para entender esto hay que pensar que el interior del Sol es muy denso (unas diez veces más que el plomo) y su temperatura es tan alta -varios millones de grados- que el hidrógeno se encuentra en forma de plasma; es decir, los electrones y los protones no se encuentran ligados en un átomo, sino que ‘campan a sus anchas’ formando una sopa de partículas cargadas eléctricamente. En estas condiciones, las reacciones de fusión nuclear transforman el hidrógeno en helio, emitiendo fotones en el proceso.
Ahí es donde empieza la fascinante aventura de estos fotones. Hasta la superficie solar les espera unos 690.000 kilómetros plagados de trillones y trillones de protones que se interponen en su trayectoria, y con los que rebotarán si se chocan con ellos. La consecuencia es que los fotones siguen un camino aleatorio; si se tiene en cuenta la cantidad de protones, su separación en las distintas capas del Sol y la distancia total que tienen que recorrer, los últimos modelos matemáticos arrojan un resultado final de ¡170.000 años hasta que los fotones alcanzan la superficie!
Para que te hagas una idea de lo que esto significa, los fotones que ahora mismo impactan en tu retina empezaron su viaje hace dos glaciaciones, cuando los seres humanos comenzaron a utilizar ropa.
Fuente: laaventuradelaciencia.blogspot.mx