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¿Correr daña las rodillas? La ciencia desmonta un mito persistente

La evidencia científica contradice ideas extendidas al demostrar que esta actividad, practicada con control y cuidado, aporta beneficios articulares reales

Durante años, la creencia de que correr es perjudicial para las rodillas se ha mantenido con fuerza entre deportistas aficionados y profesionales por igual. El temor a desarrollar dolencias crónicas o una eventual osteoartritis ha llevado a muchos a evitar este ejercicio.

Sin embargo, la evidencia científica reciente revela una realidad muy distinta: correr no solo no daña las articulaciones, sino que puede contribuir activamente a su fortalecimiento, siempre y cuando se practique de forma adecuada.

Un ejercicio completo para cuerpo y mente

Salir a correr, ya sea en exteriores o en caminadora, es una de las formas más accesibles y eficaces de mantenerse en forma. Los beneficios físicos son ampliamente conocidos: aumento de la resistencia cardiovascular, fortalecimiento muscular, reducción del riesgo de enfermedades crónicas —particularmente las cardíacas— y mejora en la densidad ósea.

A nivel metabólico, correr también favorece la quema de calorías, lo que lo convierte en un aliado importante para el control del peso.

En el plano mental, los beneficios no son menores. Correr ayuda a liberar el estrés acumulado, promueve un mejor descanso nocturno y contribuye a un envejecimiento más funcional.

La actividad física regular también ha demostrado efectos positivos sobre el estado cognitivo, ayudando a preservar la agilidad mental con el paso del tiempo.

Ciencia vs. mito: lo que realmente ocurre en las rodillas

A pesar de su popularidad, correr ha sido durante mucho tiempo objeto de críticas por su supuesto efecto nocivo sobre las rodillas. La existencia de afecciones como la “rodilla del corredor” ha alimentado este mito, aunque estudios recientes desmienten la relación directa entre la práctica de este deporte y el deterioro articular.

Según Northwestern Medicine, correr de forma regular puede tener un impacto positivo en las articulaciones, al punto de protegerlas del desarrollo de osteoartritis en etapas avanzadas de la vida.

Esta afirmación se basa en investigaciones que muestran que la actividad fortalece las estructuras alrededor de la articulación, mejorando su estabilidad y funcionalidad.

Por su parte, NBC News destaca que correr estimula la producción de líquido sinovial, una sustancia viscosa que actúa como lubricante natural dentro de las articulaciones.

Además, fortalece la musculatura circundante, lo que contribuye a un mejor soporte y alineación del cuerpo durante el movimiento.

El dolor no debe ignorarse

Aunque la evidencia favorece la práctica de correr, es fundamental reconocer que no todos los cuerpos reaccionan igual. La presencia de dolor durante o después de una sesión de running no debe ser ignorada.

Especialistas recomiendan prestar atención a las señales del cuerpo para identificar posibles lesiones incipientes o desequilibrios musculares.

La intervención temprana es clave. Abordar el dolor a tiempo no solo evita que se convierta en un problema crónico, sino que también facilita una recuperación más rápida y efectiva.

Claves para proteger las rodillas al correr

Para maximizar los beneficios de correr y minimizar los riesgos de lesión, los expertos sugieren una serie de buenas prácticas:

Lejos de ser el enemigo de las rodillas, correr puede ser uno de sus mayores aliados, siempre y cuando se practique de manera informada y consciente. La ciencia ha dejado claro que los mitos deben ceder ante la evidencia: correr fortalece, no destruye.

Por tanto, quienes deseen incluir esta actividad en su rutina pueden hacerlo con confianza, tomando las precauciones necesarias para proteger su cuerpo a largo plazo.

Fuente: infobae.com

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