Este truco casero contra la ropa encogida es muy antiguo, pero una científica de Australia le ha dado su toque con una explicación química
A todos nos ha pasado alguna vez eso de encontrarnos una de nuestras prendas favoritas de ropa encogida al salir de la lavadora. Normalmente pasa cuando se lava con agua caliente, pero también puede ocurrir con agua fría si se trata de algunas telas concretas. Sea como sea, es todo un fastidio por el que a veces incluso tenemos que dar la prenda por perdida. Pero antes de desecharla no te rindas e intenta todo lo posible por devolverla a su tamaño. Por ejemplo, puedes llevar a cabo el truco casero recomendado recientemente en un artículo de The Conversation.
La autora de dicho artículo es Nisa Salim, Directora del Laboratorio Nacional (australiano) de Pruebas de Swinburne-CSIRO para la Fabricación Aditiva Compuesta. En su artículo no solo explica ese deseado truco casero para recuperar ropa encogida. También explica la razón por la que los tejidos se encogen en la lavadora.
No hay mejor forma de buscar soluciones a los problemas que conocer su origen. La ciencia puede ayudarnos mucho en ese sentido, así que veamos qué es lo que dice Salim.
¿Por qué se encoge la ropa en la lavadora?
En realidad, la mayoría de ropa encogida suele estar fabricada con fibras naturales, ya sea vegetales, como el algodón, o animales, como la lana.
Las telas de origen vegetal están compuestas por fibras de celulosa. Este es un polisacárido, compuesto por cadenas largas de moléculas de glucosa. Esas cadenas no son lineales, sino que en la naturaleza se encuentran enredadas y enrolladas. Por eso, para fabricar la tela se manipulan esas fibras y se estiran, obteniendo un tejido mucho más liso. Por otro lado, si bien las moléculas están unidas naturalmente por unos puentes conocidos como enlaces de hidrógeno, al fabricar la tela se da aún más cohesión, tejiendo las fibras para que se mantengan fijas unas junto a otras.
El problema es que estos tejidos, según señala Salim, tienen memoria. En cuanto se les da la energía suficiente a través del agua caliente o el movimiento de la lavadora, vuelven a su estado natural, enredado y arrugado. Por eso algunas fibras naturales como el lino se arrugan muchísimo. Pero que se arruguen es el menor de los problemas, incluso para los millennials que rara vez planchamos. Lo malo es que las fibras enredadas también pueden dar lugar a ropa encogida. Para colmo, si la tela se ha tejido más suelta, dejando espacios grandes, las fibras también tienen más espacio para enrollarse, por lo que es más sencillo que la ropa se encoja.
Y también son especialmente sensibles algunas fibras vegetales, como el rayón. Aunque a menudo se confunde con una fibra sintética, tiene origen vegetal, ya que está compuesta por celulosa procedente de árboles como la haya. En general, dado que la celulosa es hidrofílica, es muy fácil que el agua penetre en sus moléculas, causando que se hinchen y se vuelvan más flexibles para recuperar su forma original. Pasa con todas las fibras vegetales, pero sobre todo con el rayón. Es tan sensible que esto ocurre incluso con agua fría. No pasaría nada lavando a mano, pero el movimiento de la lavadora hace el resto.
¿Qué pasa con las fibras de origen animal?
Todo esto es lo que ocurre con los tejidos vegetales, pero los animales, como la lana, también tienen lo suyo. En este caso, está compuesta por fibras de queratina, cuya superficie está compuesta por las células de la cutícula, que forman una especie de escamas. Cuando se mojan, las células de la cutícula se pueden abrir, entrelazándose con las fibras vecinas y tirando hacia ellas entre sí. Al final, se forma una especie de maraña que da lugar a tejidos más tiesos y, sobre todo, encogidos.
El sencillo truco casero contra la ropa encogida
En realidad, muchos hemos visto antes el truco casero de Nisa Salim. Y es que es un proceso muy transmitido de generación a generación. Consiste en mojar la ropa con agua tibia e impregnarla con suavizante para la ropa o acondicionador para el pelo. Después, se debe estirar manualmente y dejar secar con un poco de tensión hacia abajo. Por ejemplo, colgando la prenda de un tendedero.
Nuestras madres y abuelas no suelen saber científicamente por qué esto es bueno para devolver la ropa encogida a su ser (aunque algunas sí, claro), pero Salim nos cuenta que se debe a la presencia de tensioactivos catiónicos, unos compuestos que lubrican las fibras y las hacen más flexibles, de modo que se pueden estirar más fácilmente. Es cierto que no es infalible y hay ropa encogida que ni siquiera así se puede recuperar. Pero siempre es una buena opción para probar. De todos modos, si vas a lavar ropa con fibras naturales, usa siempre agua fría y, en casos como el rayón, prueba a lavar a mano. Y por supuesto, como es lógico, comprueba siempre las instrucciones de la etiqueta. Aunque no lo creamos, están ahí para que las leamos.
Fuente: hipertextual.com