La misión de la NASA a Marte que se lanzará el próximo año podría ser nuestra mejor oportunidad hasta la fecha para descubrir pruebas de vida extraterrestre. Un par de nuevos estudios han descubierto que el cráter Jezero, hogar de un delta fosilizado formado por un río que fluyó por el planeta rojo hace 3.600 millones de años y el lugar donde aterrizará el róver Mars 2020, presenta materiales que se suelen estar asociados a la preservación de pruebas de vida antigua.
Este nuevo hallazgo refuerza las esperanzas de que este cráter de 45 kilómetros de ancho nos ofrezca evidencias de que el planeta albergó formas de vida cuando hacía calor y el agua líquida en la superficie Marte.
El primer estudio, publicado el 6 de noviembre en Geophysical Review Letters, revela la presencia de óxido de silicio, un mineral excepcionalmente bueno para preservar los compuestos orgánicos y las biofirmas en microfósiles (de menos de un milímetro) durante varios miles de millones de años. Cualquiera de esos fósiles de Jezero probablemente tenga miles de millones de años, asegura el científico planetario de la Universidad Brown (EE. UU.) y autor principal del nuevo estudio, Jesse Tarnas. El investigador detalla: “Si alguna vez hubo vida en la superficie de Marte, el hecho de tener una muestra de sílice que podría haberse formado en un entorno habitable aumenta las posibilidades de encontrar microfósiles bien conservados”.
Para lograr este hallazgo, el equipo de Tarnas analizó los datos captados por el Espectrómetro Compacto de Imágenes de Reconocimiento para Marte (CRISM, por sus siglas en inglés), lanzado en 2005 para monitorizar el planeta rojo y analizar su superficie con gran detalle. Sus colegas y él desarrollaron y aplicaron una nueva técnica analítica que detecta señales electromagnéticas débiles emitidas por minerales en la superficie. Así encontraron dos afloramientos de depósitos de sílice situados en Jezero (algunos en capas bajas donde es más probable que se conserven los fósiles).
El otro documento, publicado en Icarus el 12 de noviembre, también utilizó datos CRISM para identificar depósitos de carbonatos ubicados a lo largo del borde interior de Jezero. Los carbonatos son minerales extremadamente resistentes y suelen asociarse a la preservación de fósiles terrestres de conchas, corales y estromatolitos a lo largo de las costas. Concentrados en forma de “anillo de bañera” alrededor de Jezero, estos carbonatos recién descubiertos pueden haber sido depositados por un antiguo lago y podrían ser el hogar de los restos conservados de la vida microbiana en Marte.
La científica planetaria de la Universidad de Purdue (EE. UU.) y autora principal del nuevo estudio, Briony Horgan, espera que estos hallazgos nos ayuden a encontrar estromatolitos, unos montículos macroscópicos hechos de capas de carbonatos y microbios. “Son suficientemente grandes para ser un objetivo claro para el róver”, explica.
Nadie está completamente seguro de cómo los carbonatos o los depósitos de sílice llegaron hasta ahí, pero el róver Mars 2020 debería poder determinar fácilmente cómo, cuándo y dónde se formaron. Su instrumento SHERLOC, diseñado específicamente para buscar signos de vida extraterrestre, consiste en un espectrómetro Raman que utiliza luz láser UV para identificar químicos orgánicos. Durante sus primeros dos años, el róver debería poder explorar y estudiar muestras de ambos minerales en sus respectivas ubicaciones.
Y lo que es mejor, si el róver se topa con alguna pared y no logra determinar si estos minerales están asociados con las antiguas formas de vida marciana, la misión asegurará muestras para análisis de laboratorio en la Tierra. Los depósitos de sílice y carbonato seguramente estarán cerca de la parte superior de la lista de “cosas que llevar a la Tierra”.
Fuente: technologyreview.es