Las recientes detecciones de ondas gravitacionales, más específicamente los valiosos datos registrados en el evento en que se fusionaron dos estrellas de neutrones, han permitido confirmar con mayor precisión lo que Einstein predijo hace más de 100 años en la teoría de relatividad general: que la gravedad no actúa instantáneamente como propuso Newton, sino que se propaga a la velocidad de luz.
En los últimos meses, los físicos han logrado definir la velocidad de la gravedad, utilizando observaciones de ondas gravitacionales. Inicialmente, las primeras detecciones del Observatorio de Onda Gravitacional del Interferómetro Láser (LIGO, por sus siglas en inglés) limitaron la velocidad de la gravedad al 50% de la velocidad de la luz.
Sin embargo, luego de esa primera estimación, científicos colaboradores de LIGO y VIRGO (Observatorio de ondas gravitacionales europeo), con afiliaciones a casi 200 instituciones en todo el mundo, al usar los datos de las ondas gravitacionales emitidas por la fusión de dos estrellas de neutrones detectada en agosto, pudieron restringir la diferencia entre la velocidad de la gravedad y la velocidad de la luz entre -3 x 10 -15 y 7 x 10 -16 veces la velocidad de la luz, lo que significa que la velocidad de la gravedad es prácticamente la misma que la velocidad de la luz.
La razón del enorme salto en la precisión, es que el evento de la fusión de estrellas de neutrones no emitió sólo ondas gravitatorias, sino también radiación electromagnética en forma de rayos gamma. La emisión simultánea de ondas gravitacionales y luz de la misma fuente, permitió a los científicos establecer límites en la velocidad de la gravedad más precisos, que lo que podría establecerse usando sólo señales de ondas gravitacionales.
Dependiendo de si una fuente astrofísica emite ondas gravitatorias y luz o sólo la primera, los científicos toman diferentes enfoques para restringir la velocidad de la gravedad. Cuando una fuente emite tanto ondas gravitatorias como luz, los científicos pueden medir la diferencia (si la hay) en los tiempos de llegada de los dos tipos diferentes de señales en un sólo detector.
Los científicos midieron un retraso de llegada de unos pocos segundos entre las señales que viajaban una distancia de más de cien millones de años luz. Un retraso tan pequeño a través de esta distancia tan vasta, se considera una diferencia prácticamente nula.
Neil Cornish, físico de la Universidad Estatal de Montana, señala: “La velocidad de la gravedad, como la velocidad de la luz, es una de las constantes fundamentales en el Universo. Hasta el advenimiento astronómico de las ondas gravitacionales, no teníamos forma de medir directamente la velocidad de la gravedad”.
Este avance científico tiene amplias implicaciones para la física fundamental y nuestra comprensión del cosmos. Determinar la velocidad de la gravedad, ayudaría a los físicos a refutar las proposiciones que contradicen la teoría de relatividad general de Einstein.
Fuente: tekcrispy.com