Los ingenieros de la misión Cassini ya tienen una comprensión muy clara de cómo la nave espacial se comportó durante su zambullida suicida en la atmósfera de Saturno el pasado 15 de septiembre.
Lo más importante de lo ya analizado entre los datos de ingeniería, o telemetría, son las mediciones que indican el rendimiento de los pequeños propulsores de control de actitud de la nave espacial. Cada propulsor era capaz de producir una fuerza de medio newton, que es aproximadamente equivalente al peso de una pelota de tenis en la Tierra.
Durante los momentos finales de su zambullida, Cassini viajaba a través de la atmósfera de Saturno, que era aproximadamente de la misma densidad que el gas tenue donde la estación espacial internacional orbita sobre la tierra. En otras palabras, apenas hay aire en absoluto. A pesar de que esta presión de aire está cerca de ser un vacío, Cassini viajaba alrededor 4,5 veces más rápido que la estación espacial.
La velocidad más alta multiplicó la fuerza, o presión dinámica, que la delgada atmósfera ejerció sobre Cassini. Es como la diferencia entre sacar una mano fuera de la ventana de un coche que se mueve a 30 kilómetros por hora frente a otro que se mueve a 90 kilómetros por hora, informa el Jet Propulsion Laboratory.
Los datos muestran que cuando Cassini comenzó su aproximación final, en la hora antes de la entrada atmosférica, se movía sutilmente hacia adelante y hacia atrás por fracciones de grado, pulsando suavemente sus propulsores cada pocos minutos para mantener su antena apuntada a la Tierra. La única fuerza perturbadora en ese momento era un ligero tirón de la gravedad de Saturno que intentaba girar la nave espacial.
En este punto, a unos 1.900 kilómetros por encima de las nubes, la nave comenzó a encontrarse con la atmósfera de Saturno. Cassini se acercó a Saturno con su brazo de magnetómetro de 11 metros de largo señalando desde el lado de la nave espacial. El tenue gas comenzó a empujar contra el brazo como una palanca, forzándolo a girar ligeramente hacia la dirección de popa (o hacia atrás).
En respuesta, los propulsores dispararon chorros de gas correctivos para detener la rotación de la pluma. Durante los siguientes minutos, como habían predicho los ingenieros, los propulsores comenzaron a disparar pulsos más largos y más frecuentes. La batalla con Saturno había comenzado.
Con sus propulsores activándose casi continuamente, la nave espacial se mantuvo firme durante 91 segundos contra la atmósfera de Saturno: los propulsores alcanzaron el 100 por ciento de su capacidad durante los últimos 20 segundos aproximadamente antes de que se perdiera la señal.
Los ocho segundos finales de los datos muestran que Cassini comenzó a inclinarse lentamente hacia atrás. Cuando esto ocurrió, la señal de radio de la antena se enfocó hacia la Tierra y 83 minutos después (el tiempo que tarda en llegar una señal desde Saturno), la voz de Cassini desapareció de los monitores en el control de la misión del JPL. En primer lugar, los datos de telemetría reales desaparecieron, dejando sólo una señal portadora de radio. Luego, 24 segundos después de la pérdida de la telemetría, el silencio.
Fuente: Europa Press