Los proteos son una variedad de salamandras que habitan en algunas cuevas de Europa Central. Antiguamente se creía que eran crías de dragón, pero raramente superan los 40 centímetros de longitud. Son anfibios, y su hábitat son los estanques y lagos subterráneos, un ecosistema en el que carecen de depredadores naturales.
La tranquilidad de saber que no van a ser cazados hace que los proteos sean poco dados a moverse. De media, estas salamandras cavernícolas apenas se mueven más de cinco metros al año.
Aunque son depredadores, su táctica suele ser esperar a que las presas se acerquen para engullirlas enteras (se alimentan de pequeños crustáceos, caracoles e insectos). Si se alimentan bien con una de sus capturas pueden pasar largos períodos de tiempo sin comer gracias a los nutrientes acumulados en el hígado. También son resistentes a entornos bajos en oxígeno. En casos extremos su organismo puede reducir su actividad metabólica y hasta consumir sus propios tejidos. Experimentos en un entorno controlado han revelado que pueden pasar hasta 10 años sin comer nada en absoluto.
Tampoco es que tengan mucha vida social. De media, los proteos se reproducen una vez cada 12 años. Si a eso sumamos que son extremadamente longevos (su esperanza de vida media es de 58 años, pero hay ejemplares que han alcanzado los 70), no parece que tengan muchas razones para moverse si están a gusto en un rincón de su charca.
Pero una cosa es moverse cinco metros al año, y otra no moverse en absoluto. En 2016, un equipo de zoólogos marcó un total de 26 proteos en un tramo de 350 metros de la cueva de Vruljack 1, en Bosnia Herzegovina. Cada animal fue inyectado con un tinte inocuo que permitía detectar su posición a una distancia de hasta dos metros dentro del agua.
A continuación registraron su posición y regresaron cada aproximadamente tres meses en varias expediciones durante 2016, 2017 y 2018. Los resultados del estudio acaban de publicarse en la revista Journal of Zoology.
Salvo por un individuo particularmente hiperactivo que llegó a moverse 38 metros en tan solo 230 días, el resto de los proteos apenas se movieron un total de cinco metros al año. Solo en 10 ocasiones se registró a uno de estos animales moviéndose más de 10 metros en un solo paseo.
De hecho, el más relajado de todos los proteos no registro absolutamente ningún movimiento durante 2.569 días. Pese a la notable capacidad de adaptación de estos anfibios, la marca se sale de toda escala lógica. En todo el tiempo que duró el estudio no se encontró ningún Proteo enfermo ni muerto, aunque algunos ejemplares no pudieron incluirse en el análisis de movilidad porque no pudieron ser recapturados. Quizá sean los aventureros de una especie que parece disfrutar de la vida tranquila.
Fuente: es.gizmodo.es