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Becario de la NASA roba rocas lunares para cumplir fantasía sexual

Las piezas, valoradas en 21 millones de dólares, provenían de cada misión Apolo y eran invaluables para la ciencia

Hace más 23 años, la NASA fue víctima de un robo a manos de uno de sus becarios, Thad Roberts, quien tuvo la ‘magnífica’ idea de sustraer rocas lunares valoradas en 21 millones de dólares para cumplir una fantasía sexual.

Centro espacial johnson estaba en la mira

En 2002, Roberts —estudiante con triple especialidad en física, geología y geofísica en la Universidad de Utah— ideó un plan para robar 7,7 kilos de muestras lunares y un meteorito, resguardados en una caja fuerte de 270 kilos en el Centro Espacial Johnson de Houston.

Las piezas provenían de cada misión Apolo y eran invaluables para la ciencia.

Roberts, casado y con problemas económicos, buscó primero un comprador. Con ayuda de su amigo Gordon McWhorter, contactó por internet a un supuesto comprador belga que ofrecía entre 1,000 y 5,000 dólares por gramo.

No obstante, el interesado comenzó a sospechar y contactó al FBI, que le solicitó mantener conversaciones con Roberts y McWhorter en lo que se llevaba a cabo una intensa investigación.

En ese tiempo, Roberts conoció a Tiffany Fowler, una becaria de la NASA de 22 años que realizaba investigaciones con células madre. En poco tiempo, lo que inició como una amistad se convirtió en una relación amorosa. Tres semanas después, decidieron mudarse juntos y fue ahí que Roberts decidió contarle todo a Tiffany, quien aceptó ayudarlo.

Juntos, reclutaron a otra becaria de la NASA, Shae Saur. Una noche, usaron sus credenciales para entrar a las instalaciones y llevarse la caja fuerte entera.

Robo terminó mal para los involucrados

Tras abrirla con una sierra eléctrica, Roberts y Fowler viajaron a Orlando para encontrarse con familiares del supuesto comprador.

El 20 de julio de 2002, coincidiendo con el 33º aniversario de la llegada del Apolo 11 a la Luna, Roberts y Fowler viajaron a Orlando para concretar la supuesta venta. Durante su estadía en el hotel, Roberts colocó rocas lunares bajo las sábanas como un acto “simbólico” de que habían tenido ‘intimidad en la Luna’.

“Tomé algunas rocas lunares y las puse debajo de la manta en la cama… Nunca dije nada, pero estoy seguro de que ella podía sentirlo”, declaró a CBS News en 2012.

“No se trataba de la comodidad, sino del símbolo de lo que estábamos haciendo: básicamente tener sexo en la luna. Era más incómodo que otra cosa, pero no era por la comodidad, sino por la expresión. Y nadie había tenido sexo en la luna antes. Creo que podemos decirlo con seguridad”.

¡Sorpresa es el FBI!

El encuentro con los supuestos compradores fue en realidad con agentes encubiertos del FBI. Las muestras fueron recuperadas, pero la NASA advirtió que el robo las había dejado prácticamente inútiles para la investigación científica y había destruido décadas de notas manuscritas de un investigador.

Roberts fue arrestado y se declaró culpable junto a Fowler y Saur de conspiración para cometer robo y transporte interestatal de bienes robados.

La becaria recibió una condena de ocho años de prisión federal —de los que cumplió seis— mientras que sus cómplices recibieron arresto domiciliario y servicio comunitario. McWhorter, por su parte, fue sentenciado a seis años de cárcel.

Pese a las declaraciones de Roberts, quien aseguró que el objetivo no era enriquecerse, sino financiar proyectos científicos, el caso quedó registrado como uno de los episodios más extraños de la historia de la NASA.

Fuente: sipse.com

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