De acuerdo con las interpretaciones que se han realizado de los versos del médico francés en 2024 se esperarían fuertes sismos y guerras
El ascenso de Adolf Hitler, el asesinato de Jonh F. Kenney y la pandemia por covid-19 son eventos históricos que ya habrían sido predichos muchos años antes de que ocurrieran, o al menos así lo creen los seguidores de Nostradamus, poeta, médico y astrólogo francés de la Edad Moderna.
Mejor conocido como “el profeta de la fatalidad” el hombre plasmó 942 versos poéticos que compiló en Les Propheties obra publicada en 1555.
Muchos de sus más fieles adeptos aseguran que varias sus profecías ya se han cumplido, sin embargo, muchas otras son claro ejemplo de un mal tino para prever el futuro, como aquella en la que se anunció que 1999 sería el año del fin del mundo o esa en la que se anunció la Tercera Guerra Mundial.
Y es que, la ambigüedad de sus versos, así como la impresión de dónde o cuándo podrían presentarse ciertos eventos ha dejado abierta la ventana a las interpretaciones, por lo que queda en duda si estas son resultado de una habilidad profética, una serie de declaraciones de lo obvio o bien oraciones que pueden terminar siendo utilizadas a modo.
Más allá de lo atinado o no de las conjeturas, hay algunos versos que han sido asociados a fenómenos que tienen una explicación científica detrás y que, en muchos de los casos, no necesitan ser vaticinados por un adivino para ser previstos.
Mar hirviente y tierra seca
En 2022 las palabras de Nostradamus se asociaron con fenómenos que afectarían el mar y la tierra, tal es el caso de la frase: “Como el sol, la cabeza sellará el mar resplandeciente, los peces vivos del Mar Negro casi hervirán”.
Un año después se retomaron otros versos, como por ejemplo: “La tierra seca se volverá más reseca y habrá grandes inundaciones cuando se vea”. Tanto en este caso como en el primero, sus presagios fueron asociados con los posibles resultados de la crisis climática.
Sin embargo, lejos de la voz profética, expertos ya habían alertado desde años antes lo que se vislumbra para el planeta ante el calentamiento global.
En 2021 la Organización de las Naciones Unidas (ONU) publicó el informe sobre cambio climático. En él se analizaron más de 14 mil artículos científicos y se llegó a la conclusión de que las emisiones continuas de gases de efecto invernadero podrían romper un límite clave de las temperaturas en los próximos diez años, además, se planteó que el nivel del mar podría aumentar hasta 2 metros a finales de este siglo.
Por otro lado fue precisamente en 2021 que Madagascar vivió una de sus sequías más intensas, lo que junto con otros fenómenos medioambientales provocados por el hombre, terminaron por desatar la que el Programa Mundial de Alimentos considera “primera hambruna del cambio climático”.
Respecto al mar hirviente, si bien este podría ser un presagio atinado, lo cierto es que investigadores ya habían adelantado a explicarlo, pues desde hace mucho tiempo atrás se detectaron irregularidades en la temperatura del agua.
De acuerdo con Joan Albert Sánchez Cabeza, investigador del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología, Unidad Académica Mazatlán, de la UNAM, desde el siglo XIX comenzó una mayor emisión de gases de efecto invernadero y con ello un aumento de la temperatura atmosférica.
Esto impactó gradualmente en el calentamiento superficial de mares y océanos, lo que se ha visto reflejado en valores anómalos que dejarían en evidencia que la temperatura de todo el planeta está aumentado, como explicó el experto en una entrevista de Gaceta UNAM.
Sismos y tsunamis
Un gran terremoto se avecina, según aseguran las predicciones de Nostradamus para el próximo año.
“El vigésimo día de Tauro, el sol sacudirá la tierra, el gran teatro repleto se derrumbará” : según las interpretaciones, este evento podría presentarse en mayo de 2024 en Estados Unidos.
Sin embargo, actualmente no hay manera de predecir un sismo, esto debido principalmente a que no existe tecnología o método que permita saber exactamente cuándo o cómo se dará el movimiento de las placas tectónicas, según explica el Servicio Sismológico Nacional (SSN).
Basta señalar que los sismos siguen tomando por sorpresa a los habitantes de las regiones en las que se presentan. De hecho, dos de los terremotos más fuertes de los que se tienen registro en el mundo —es decir, los ocurridos en Chile (1960) y Alaska (1964) de 9.5 y 9.2 respectivamente— irrumpieron sin previo aviso dejando ciudades en ruinas.
Pese a la imposibilidad de predecir un sismos de tales magnitudes, el estudio de los mismos ha permitido a los geólogos y sismólogos detectar un punto clave que estaría detrás de los megaterremotos: las zonas de subducción.
Estas son regiones de la Tierra en las que dos placas contiguas se superponen, mientras una de ellas se encuentra en proceso de hundimiento. Al moverse dan como resultado sismos de gran magnitud que muchas veces van acompañados de maremotos.
El covid-19 en las profecías
Algunos de los seguidores de Nostradamus han asegurado que el médico ya había augurado la pandemia por covid-19, pues en la parte Century 2:53 advierte: “La gran plaga de la ciudad marítima. No cesará hasta que se vengue la muerte. De la sangre justa, condenada por un precio sin delito”.
Sin embargo, además de las discrepancias que existen entre estas palabras y los hechos, lo cierto es que las pandemias, como los terremotos, llevan acompañando a la humanidad desde muchos años.
Basta mencionar algunas como la peste negra, el cólera o la viruela. De acuerdo con Miguel Angel Sánchez-González, profesor de Historia de la Medicina y Bioética de la Universidad Complutense de Madrid, “la historia enseña que las epidemias han sido casi siempre desencadenadas por cambios en el ambiente ocasionados por las propias actividades humanas”.
Así, las enfermedades infecciosas son resultado de una interacción entre los humanos y microorganismos, según asegura el investigador en su artículo Historia y Futuro de las Pandemias (2021).
Fuente: milenio.com