Nuevo anticongelante que beneficiará a los aviones y a los trasplantes de órganos

Las alas de los aviones, el almacenamiento de órganos para trasplantes, e incluso la textura de los helados, podrían ser más seguros y/o efectivos gracias a un anticongelante sintético que obstaculiza el crecimiento de cristales de hielo. Dicho anticongelante ha sido desarrollado por el equipo de Peter Scott y David Fox, del Departamento de Química y de la Escuela Médica, ambas facultades de la Universidad de Warwick en el Reino Unido.

Inspirados por proteínas anticongelantes naturales, los investigadores crearon una imitación sintética basada en hierro que ha demostrado ralentizar el crecimiento de cristales de hielo.

El anticongelante podría proteger las alas de los aviones y los aerogeneradores del daño por hielo, hacer más segura la congelación de tejidos humanos para trasplante o volver más cremosos y sin grumos a los helados.

Dichas proteínas (AFPs) existen de forma natural en una serie de animales que viven en algunos de los entornos más extremos de la Tierra. Ese es el caso de los peces árticos, que típicamente pueden usar proteínas anticongelantes naturales para evitar que su sangre se congele cuando la temperatura ambiental está por debajo de los cero grados centígrados.

Los trasplantes de órganos dependen de la preservación de órganos donados que, durante el intervalo desde que se extraen hasta que son implantados, deben ser mantenidos a baja temperatura, con el fin de enlentecer su metabolismo. Las técnicas empleadas para su conservación están lejos de ser las ideales, y todo producto capaz de mitigar los efectos dañinos del proceso es bienvenido. El nuevo anticongelante resulta en ese sentido bastante prometedor.

Cuando un avión vuela a través de nubes con gotas de agua muy frías, ciertas áreas alrededor del morro, los bordes de ataque de las alas, y los conos de los motores experimentan condiciones que permiten que las gotas de agua entren en contacto con el avión y formen una capa de hielo. Si se acumula hielo en las alas, este puede cambiar la forma en que el aire fluye sobre ellas, lo cual dificulta el control del avión y puede incluso llegar a hacer que la aeronave pierda su sustentación en el aire.

Fuente: noticiasdelaciencia.com