Los astronautas vuelven del espacio más altos, pero enclenques

El astronauta Scott Kelly de la NASA creció 5 centímetros después de pasar un año en la Estación Espacial Internacional (ISS), donde reina la ingravidez. Eso sí, su ventaja no es eterna, ya que tras un tiempo en la Tierra, la altura vuelve a la normalidad. Kelly no es el único cosmonauta que ha crecido. Aunque parezca increíble, se han registrado casos de hasta 7 cm tras una misión. El motivo es que sin la gravedad que comprime los huesos, la columna se alarga y los músculos y nervios se estiran.

Puede parecer una suerte, pero lo cierto es que supone un auténtico problema de salud. Este crecimiento repentino causa dolores de espalda e incluso puede provocar graves lesiones con el tiempo. Y eso no es todo. Los músculos que sostienen la columna se debilitan, según han descubierto investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de California en San Diego.

Seis miembros de la tripulación de la NASA fueron estudiados antes y después de pasar de cuatro a siete meses en condiciones de microgravedad en la ISS. A cada astronauta le habían realizado exploraciones de imágenes por resonancia magnética (IRM) de sus columnas antes de su misión, inmediatamente después de su retorno a la Tierra y otra vez uno o dos meses más tarde. Los datos se obtuvieron como parte de un estudio de investigación patrocinado por la NASA.

El objetivo de los investigadores era comprender los factores que afectan a la fuerza de la columna lumbar y el dolor de espalda baja durante los vuelos espaciales de larga duración, así como la respuesta de la columna vertebral después de regresar a la gravedad de la Tierra. El dolor de espalda es común durante misiones prolongadas, afectando a más de la mitad de los miembros de la tripulación. Los astronautas también tienen un mayor riesgo de hernia de disco intervertebral en los meses después de regresar de los vuelos espaciales, aproximadamente cuatro veces mayor que en pruebas de control.

Atrofia de los músculos

Las imágenes por resonancia magnética indicaron una atrofia significativa (debilitamiento) de la masa magra de los músculos paravertebrales, que sostienen y mueven la columna vertebral, durante el tiempo que los astronautas pasaron en el espacio. Se trata de un cambio en el tamaño de los músculos pequeños que se conectan a las vértebras y dirigen el movimiento de los huesos individuales, ayudando a apoyar y evitar una desalineación de la columna vertebral y permitiendo el movimiento del núcleo. El área de la sección transversal funcional de los músculos paravertebrales se redujo en un promedio del 19 por ciento. Uno o dos meses más tarde, sólo alrededor de dos tercios de la reducción se habían recuperado.

Para los científicos, estos hallazgos sugieren posibles medidas preventivas para reducir los efectos del vuelo espacial en la columna vertebral. Por ejemplo, ejercicios básicos de fortalecimiento, como los recomendados para los pacientes con dolor de espalda en la Tierra, podrían ser útiles en el programa de entrenamiento de astronautas.

También creen que el yoga podría funcionar, especialmente para hacer frente a la rigidez vertebral y la movilidad reducida. Pero como explican, hacen falta más estudios para determinar si esos ejercicios pueden prevenir la atrofia muscular en vuelo, mejorar el dolor y la función de la médula y acortar el tiempo de recuperación.

Fuente: abc.es